DIOS CUIDA DE MÍ

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10).

 

¿Alguna vez te has sentido inseguro, con miedo de salir a la calle, te afligen las pruebas, no tienes paz, piensas que alguien te sigue y te observa para hacerte mal, estás caído o enfermo en una cama, no tienes para comer en este día, o te sientes tan malo que piensas que Dios no te perdona, o piensas que Dios va a castigarte por algo que hiciste, etc.?  Debido a la maldad de este mundo, todas estas cosas nos afligen hoy en día, pero te digo una cosa: Dios te ama y cuida de ti cada día y se preocupa por tu persona, por tus necesidades emocionales, fisiológicas y espirituales. Y en este día quiere extenderte la mano a través de Cristo Jesús, su Hijo Amado.

Dios se mantiene en activa comunicación con cada parte de sus vastos dominios. Se lo representa inclinándose hacia la tierra y sus habitantes. El escucha cada palabra que se pronuncia y oye cada gemido; presta atención a cada oración; observa los movimientos de cada ser. Dios siempre ha velado por su pueblo... Cristo enseñó a sus discípulos, y les dijo que ni siquiera un gorrión cae en la tierra sin que el Padre celestial lo advierta. Y si Dios se preocupa por un gorrioncillo, con toda seguridad las almas por las cuales Cristo murió son de inmenso valor para él. El valor del hombre, la estima en que Dios lo tiene, se revela en la cruz del Calvario...

La misericordia y el amor de Dios hacia la raza caída no han dejado de multiplicarse, ni han cambiado de dirección. Es cierto que sufriremos chascos y que nos aguardan tribulaciones; pero debemos encomendar todo, sea grande o pequeño, a nuestro Dios. “Encomienda al Señor tu camino, Confía en Él y Él hará (Salmos 37:5). A Él no lo aturden la multitud de nuestros sinsabores, ni lo abruma el peso de nuestras cargas. El anota cada lágrima; se conmueve al advertir nuestras debilidades. Todas las aflicciones y pruebas que nos sobrecogen son permitidas a fin de que obren los divinos propósitos de amor en nuestro beneficio, y de esta manera es probado y pulido muchas veces nuestro carácter.  A él le preocupan todos nuestros negocios y pesares. Su protección se extiende a todos los hogares y vela por cada individuo. Y nos sigue dando su protección todos los días: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Feliz el hombre que confía en Él (Salmos 34:7-8). Y sigue diciendo el salmista: “el Señor es mi Pastor, nada me faltará…Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” (Salmos 23:1, 4). “ Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos” (Salmos 91.11). “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo. Desde ahora y para siempre” (Salmos 125:1-2).

“Dios puede hacer mucho por usted, aún en su trabajo, si se lo pide. Puede enviar a sus ángeles para preservarlo de contratiempos, accidentes, y hasta de la pérdida de la vida y la propiedad. La razón por la cual quienes descuidan los privilegios que Dios ha provisto no tienen más tranquilidad, paz y gozo, es que ellos no se detienen para tener comunión con Dios, la fuente de su fortaleza. ¿Puede Dios derramar su Espíritu, puede bendecirnos donde hay tanta indiferencia a su servicio? Él no puede darnos sus ricas bendiciones sin nuestra cooperación en sus planes. Él dice: “Honraré a los que me honran” (Devocional: Exaltad a Jesús, Elena de White: 10 Mayo).

 

 “Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos sobre el altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. Es el deber de los padres creyentes levantar así, mañana y tarde, por ferviente oración y fe perseverante, una valla en derredor de sus hijos” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 147, 148).  Sigue mirando hacia arriba. Allá está uno que te ama como un padre amoroso ama a sus hijos. Dios te bendiga y esté contigo en este día y con toda tu familia.