LA LEY DEL PACTO                                                                          «Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones» (Deuteronomio 7:9).

 

Existen ejemplos de cómo Yahvéh habló a otras naciones antes de escoger a Israel, por ejemplo: el rey Abimelec, un rey filisteo (Génesis 20:3-6 y 21:32). “Yahvéh siempre ha estado en contacto con pueblos no hebreos y eligió hacer de los ‘paganos’ sus representantes y agentes, incluso sacerdotes de acuerdo con su voluntad. “Yahvéh utiliza a Jetro el ceneo, quien estaba familiarizado con el nombre de Yahvéh antes de Moisés, y de hecho, lo ayudó a entender, sus planes y propósitos para la humanidad. […] ¡Aquí tenemos a un pueblo afroasiático supuestamente pagano, que preserva esta inteligencia vital antes de que aparecieran los hebreos!” (C. E. Bradford, Sabbath Roots: The African Connection, p. 36). 

 

El pacto definía la relación de Israel con Dios. Israel, en el principio de su elección, era el vehículo por el que se daría a conocer la redención del hombre a través de la esperanza de la venida de un Mesías. Por eso Dios habló a Moisés en el Sinaí los diez mandamientos, que son santos, justos, perfectos y eternos como Dios. Son una copia de su carácter. Dice la Escritura: “Dios habló, y dio a conocer todos estos mandamientos: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo. 1º «No tengas otros dioses además de mí». 2º «No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones». 3º «No uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso». 4º «Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo». 5º «Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios». 6º «No mates». 7º «No cometas adulterio». 8º «No robes». 9º «No des falso testimonio en contra de tu prójimo». 10º «No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca» (Éxodo 20:3-17 Nueva Versión Internacional).

 

El pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí pretendía ser un ejemplo de la gracia de Dios para que todos los que entraran en contacto con su pueblo lo vieran. Y ¿CUÁL ERA ESE PACTO? Dicen las Escrituras: “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos” (Éxodo 34:27-28). “Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos. Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? (Deuteronomio 4:6-8). Por esto Dios les recordó de no volver a la idolatría. Y les siguió diciendo: “Y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, más a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Y él os anunció su PACTO, el cual os mandó poner por obra; LOS DIEZ MANDAMIENTOS, y los escribió en dos tablas de piedra” (Deuteronomio 4:12-13). Y es cierto, a diferencia de toda la Biblia, la cual fue inspirada por Dios en la mente de los hombres, la Ley de Dios fue escrita con su propio dedo para que nadie le pudiera agregar o quitar a sus palabras: “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18). Porque la Ley de Dios es la base de su justicia y su gobierno.

 

Hoy en día, la mayoría de los cristianos creen que los Diez Mandamientos de Dios fueron dados a las personas del Antiguo Testamento, y que no se aplican a los cristianos que están bajo la gracia del Nuevo Testamento. Guardar los mandamientos no es causa de la salvación sino el resultado de ser salvos. La Biblia dice: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y eso no es de vosotros, pues es un regalo de Dios, no por obras para que nadie se gloríe (Efesios2:8-9). Ya que por las obras de la ley ninguna persona será justificada, ya que por medio de la Ley viene el conocimiento del pecado (Romanos 3: 20). La ley de Dios no salva sino declara qué es bueno y qué es malo; y al guardarla nos guardamos de hacer lo malo. Pero al desobedecerla hacemos lo malo y nos condena, y entonces nos salimos de la gracia divina y nos encontramos igual que el mundo, en pecado y trasgresión. Entonces ¿qué es pecado? La Escritura dice: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (1ª Juan 3:4). Y Por causa de la transgresión de la Ley somos pecadores, y estamos destituidos de la gloria de Dios. Pero somos justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús (Romanos 3:23-24). Así pues, la invitación de Jesús es: Si me amáis, guardad mis mandamientos (San Juan 14:15). Porque Él los guardó: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10).

 

¿Crees que Jesús cambió la Ley de los Diez Mandamientos? Jesús dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:17, 18). “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Juan 13:15 Nueva Versión Internacional). Entonces, el cristiano que vive bajo la GRACIA divina ¿debiera de obedecer los mandamientos de Dios? Escrito Está: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1ª Juan 2:4-6). Respuesta: Sí, porque vive bajo la gracia y debiera de hacerlo por amor a Jesús y no para salvarse.

 

Tristemente durante la historia de la Edad Media, los mandamientos de la Ley de Dios fueron cambiados, y en su lugar se pusieron mandamientos de humanos. Durante este período, la verdad fue echada por tierra: “…y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” (Daniel 8:12). Y dentro de esta verdad, los dos mandamientos de la “Ley de Dios” que tienen que ver directamente con la adoración, en espíritu y verdad, hacia nuestro Padre Celestial. EL SEGUNDO MANDAMIENTO que dice: “No te harás imagen alguna, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra, no te postrarás ante ellas, ni les darás culto. Porque yo soy el Señor fuerte y celoso… (Éxodo 20:4-6). Y en su lugar se pusieron las imágenes. Leamos el siguiente concilio: “El Séptimo Concilio General, el segundo Concilio de Nicea, 787 D. C., fue convocado para establecer la adoración de las imágenes en la iglesia, la cual consistió en adorarlas y encenderles velas” (Baronius: Anales Eclesiásticos. Vol. 9, pp. 391-407 o bien, Una Historia de los Concilios de la iglesia de sus documentos originales. Carlos J. Hefele, libro 1, cap. 1, secc. 332-333). Dice el Internet: “El Segundo Concilio de Nicea se celebró del 24 de septiembre al 13 de octubre de 787 en Nicea. Fue convocado por Irene, madre del emperador Constantino VI. Los participantes más destacados de la asamblea fueron Adriano I, los legados papales: el arcipreste romano Pedro y el archimandrita del monasterio griego de san Saba y el patriarca de Constantinopla Tarasio. Es reconocido por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y por algunas Iglesias anglicanas y protestantes, pero rechazado por los calvinistas, quienes negaban la legitimidad de las imágenes y su culto. https://es.wikipedia.org/wiki/Concilio_de_Nicea_II

 

 

Asimismo, EL CUARTO MANDAMIENTO que tiene que ver con el DÍA DE ADORACIÓN como dice la Escritura: “Acuérdate del día sábado para santificarlo, seis días trabajarás y harás todas tus labores, pero el séptimo día es sábado, día de reposo para el Señor tu Dios. No hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo… Porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, y reposó el séptimo día. Por lo tanto, el Señor bendijo el día sábado y lo santificó” (Génesis 2:1-3). 

Y mientras que en su lugar se puso un día de adoración pagano, en el que se ha adorado al dios sol desde los días de los Egipcios, los Incas, los Mexicas, los teotihuacanos hasta el tiempo de los Romanos. Dice la historia: “Ley dada por Constantino, relativa al día de descanso, el 7 de marzo del año 321: “Que todos los jueces y habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos  descansen en EL VENERABLE DIA DEL SOL. Empero que labradores atiendan en completa libertad al cultivo de los campos; ya que acontece que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano y para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar el tiempo favorable por el cielo” (Codex Justinianus, Libro 3, titulo 12 y párrafo 2(3); Cuerpo del Derecho Romano T4, pág. 333). “La Iglesia... tomó el domingo pagano y lo convirtió en domingo cristiano... y así el domingo pagano, dedicado al sol se convirtió en domingo cristiano consagrado a Jesús” (El Mundo Católico, Vol. 58, n° 338, pág. 809). “"Podrás leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrarás ni una sola línea que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras mandan la observancia religiosa del sábado, el día que nosotros nunca santificamos" (Cardenal James Gibbons, La fe de nuestros padres, edición 88, pág. 89). “El domingo es nuestra Marca de autoridad... La Iglesia está sobre la Biblia, y la transferencia de la observancia del sábado es prueba de ello" (Catholic Record, 1 de Septiembre de 1993). "Por supuesto, la Iglesia Católica reafirma que el cambio fue su acto....y ese acto es la Marca de su poder eclesiástico y autoridad en materias de religiosas" (Carta del 28 de Octubre  de 1895, de C. F. Thomas). “La Iglesia Católica cambio la observancia del Sábado al domingo como derecho divino e infalible autoridad dada a ella por su Fundador, Jesucristo. El Protestante que clama a la Biblia como única regla de fe, no tiene garantía en la observancia del domingo. En este asunto, solamente la Iglesia Adventista del Séptimo Día es la única protestante persistente “(The Question Box. The Catholic Universe Bulletin, August 14, 1942. p. 4)”.

 

Fuera de estos dos mandamientos, que tienen que ver con la verdadera adoración al Dios vivo, por la ignorancia de las Escrituras, la gente se hace imágenes de cualquier cosa que esté sobre la tierra y siguen siendo esclavos del pecado porque siguen en Egipto adorando dioses agenos: la adoración de los santos, la virgen María, la santa muerte, Buda, Mahoma, Lucifer, Bahomet, etc. Ocupando el lugar del Ministerio de Jesús a la derecha del Padre: COMO INTERCESOR por nosotros (Romanos 8:34). COMO nuestro MEDIADOR (1ª Timoteo 2:5). COMO nuestro ABOGADO (1ª Juan 2:1). COMO nuestro SUMO SACERDOTE (Hebreos 4:15). Y COMO nuestro FIADOR en caso de que fallemos (Hebreos 7:22). CRISTO JESÚS ES TODO: “Ayer, hoy y por los siglos de los Siglos (Hebreos 13:8), Rey de reyes y Señor de señores (Apoc. 19:16). Y en este momento, Jesús está en el lugar santísimo del Santuario Celestial, donde se encuentra la Ley de Dios (Apoc. 11:19).

               

La Biblia prohibida: En el Concilio de Toulouse, los líderes religiosos concluyeron: “Les prohibimos a los laicos poseer copias del Antiguo y Nuevo Testamento…Les prohibimos severamente poseer los libros mencionados en el idioma vernacular. Los señores de cada distrito buscarán cuidadosamente a los herejes en sus escondites, ya sean en chozas, o en bosques, o aun en escondites subterráneos y deberán ser totalmente eliminados” Concilio Telosanum, papa Gregorio IX, Ann. Chr. 1229. 

Dice una escritora: “El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él testigos falsos que contradijeran su testimonio. La Biblia fue prohibida por las autoridades civiles y religiosas, su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la gente, y los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras, martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes y en las cuevas de la tierra” (Elena White: Conflicto de los Siglos, p. 310).

 

Reflexión: De éstos Diez Mandamientos el segundo fue sacado del catecismo, es decir, no se encuentra en él; y el cuarto mandamiento, que es el sábado, fue cambiado por Santificarás las fiestas; entre las cuales se encuentra el domingo, como la principal; y las fiestas patronales, las cuales se hacen a los santos que no están en el cielo ni interceden por nosotros.

 

Jesús dijo: Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15). El Señor te bendiga, y te guarde; Yahvé haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Yahvé alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz (Números 6:24-26).

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