EL SÁBADO COMO INSTRUMENTO DE EDUCACIÓN

 

«También les dijo: El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo» (Marcos 2:27-28).

 

¿Qué tiene que ver el sábado con la educación del hombre?  Tu sabes que el sábado fue el primer día de la vida de Adán y Eva. Como tú sabes, ellos fueron creados el día viernes o sexto día de la creación (Génesis 1:26-28, 31). Así que el sábado no fue solo un día de descanso y adoración para ellos sino también un día de aprendizaje y observación de las obras que habían sido creadas por Dios, el gran Creador y Maestro. En otras palabras, el sábado también fue un día de educación y de formación en la Escuela del Edén. Pero entonces surge la pregunta: ¿de qué forma nos educa el sábado? ¿cuál es la primera lección que nos enseña el sábado? Bueno, el valor del descanso sería uno de los temas que el sábado podría enseñarnos, porque una vida sin descanso se va deteriorando lentamente, ¿qué máquina puede resistir sin parar y cómo el ser humano puede vivir sin parar? Por lo tanto, una vida sin descanso es una vida que se deteriora, y una vida que no adora es una vida que se va olvidando lentamente de su creador que es la fuente de su existencia, por lo tanto, necesitamos aprender a descansar, a fin de vivir mejor y de ser mejores seres humanos.

 

Y algunos de los versículos que se pueden aplicar al sábado se encuentran en Mateo 11:28-29 que dicen: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. El verbo “descansar” se repite dos veces, y como necesitamos descanso en medio de la vida agitada que llevamos; es el sábado quien te da tanto el descanso físico para tu buena salud como espiritual para estar cerca de Dios. Las estadísticas declaran que la enfermedad número uno de este siglo es el “estrés”, que si no es controlado debidamente te lleva a la depresión; y si tienes depresión ya perdiste todo, y hasta la vida. Hoy en día, no hay tiempo para nada, corremos de un lado a otro, desde que amanece hasta que anochece y lo que teníamos que hacer no lo terminamos. El mundo en que vivimos es un mundo competitivo y si te duermes un poco te atrasas en cualquier área de la vida. Y entonces en medio de toda esa agitación, aparece la persona maravillosa de Jesús para darte descanso, Él dice: “Venid a mí, y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesús es el descanso, estando en Jesús tienes reposo para el alma. Después de una vida muy agitada, una carrera loca por la vida, llegas al sábado y encuentras a Jesús esperando por ti para levantarte y renovar nuevamente tus fuerzas, y decirte: detente hijo(a), yo soy tu destino, no te quieras adelantar, no corras, espérame porque yo soy tu salvación, en mí encuentras la vida eterna.

 

¿Alguna vez te preguntaste por qué Dios decidió darnos dos relatos armoniosos de la Creación en los dos primeros capítulos del Génesis? Génesis 1 relata la semana de la Creación y el milagro creciente de la Tierra a medida que se le da forma y luego vida, culminando en la creación del hombre y la mujer en el sexto día. Y Génesis 2 analiza el mismo relato, pero desde una perspectiva diferente, haciendo hincapié en el sexto día. Adán está ahora en el centro de la escena, y todo lo que se describe está allí para él: el jardín, los ríos, los animales y culmina supliendo su necesidad, “una ayuda idónea” para su vida, es decir, Eva; y un matrimonio para ser felices por siempre. Que bendición cuando un matrimonio inicia una vida de planes y metas juntos para la vida, todo es hermoso y nada te es difícil porque tienes el empuje para luchar y seguir adelante venciendo todo obstáculo con la ayuda de Dios. Ahora imagina a Adán y a Eva en compañía de su Creador el primer sábado: fue su primer día como cónyuges, su primer día de aprendizaje con Dios. La belleza de la naturaleza, todo perfecto, todo bueno, nada de contaminación. Fue una oportunidad creada por Dios para que se concentraran en su Creador y en lo creado. Era el momento para sorprenderse y estar en comunión con Él.

 

Ahora bien, cuando se le pidió a Moisés que sacara a los israelitas de Egipto, ya habían perdido su perspectiva como hijos de Dios. Necesitaban ser reeducados de quién era el Dios que requería su adoración y les daba promesas de una tierra prometida. El sábado fue una experiencia de aprendizaje fundamental en su peregrinaje hacia la tierra prometida durante 40 años porque Dios los alimentaba todos los días con el maná del cielo, con excepción del sábado. En este día debían estar adorando y reaprendiendo a cerca de su Creador y era una señal clara para las demás naciones de la relación especial entre Dios y esta nación. Seis días les enviaba el maná y el sexto día, debían recoger el doble porque el sábado no descendía. Y por más de 2000 sábados los israelitas aprendieron las Escrituras de la Torá o el pentateuco: Génesis, Éxodo, levítico, Números y Deuteronomio. El Génesis hablaba del Creador del hombre y del sábado (Génesis 1:26, 2:1-3). El Éxodo hablaba de su salida del mundo de la esclavitud y como debían reeducarse para obedecer sus diez mandamientos (Éxodo 20:3-17). En Levítico cap. 23 habla de las fiestas más solemnes del tabernáculo: la pascua, el pentecostés, las trompetas, el día de expiación y la fiesta del perdón o tabernáculos. En Números, los tipos y orden de sacerdotes y su ministerio; y Deuteronomio, de su peregrinaje y aprendizaje de la vida de la obediencia y desobediencia.

 

El profeta Isaías habla de la forma correcta de andar en el día sábado porque la mayoría del mundo de hoy en día lo toma como cualquier otro día común. Y dice:” Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres tu pie del día de reposo, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58:12-14). Todo aquel que se reeduca en las Sagradas Escrituras es llamado reparador de portillos y restaurador de calzadas porque el sábado esta en ruinas para el mundo debido a que no se ha enseñado con un Escrito Está.

 

Y en los tiempos del Señor Jesús, el sábado no perdió su valor debido a que el mismo creador del sábado fue quien lo confirmó (Mateo 5:17-19) dándonos el ejemplo de cómo adorar en este día. Él iba a la sinagoga a adorar en sábado: “Y vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16); y nos dio ejemplo a seguir: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15).  Las sinagogas no dejaban de hacer del sábado una oportunidad para educar: allí se leía y se interpretaba la Torá sin excepción. Los escribas y los fariseos conocían la letra de la Ley. Sin embargo, Jesús llegó mucho más lejos en la educación de sus seguidores en lo concerniente al día sábado. Las controversias en torno al hecho de que Jesús sanaba en sábado apuntan a importantes debates espirituales sobre la naturaleza del pecado, la razón del sábado, la relación entre Jesús y el Padre y la naturaleza de la autoridad de Jesús. El sábado para los dirigentes Israelitas ya era una carga y no una delicia espiritual. Para ellos no se debía exprimir una prenda mojada o escupir porque ya estabas regando la tierra. No podías caminar más de dos millas porque ya era pecado. Y en el siguiente ejemplo Jesús enseño, ¿qué se debe hacer en el sábado?: “Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día sábado? El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día sábado no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra” (Mateo 12:10-13).

 

La actitud de Jesús hacia el sábado está bien resumida en nuestro versículo para esta reflexión: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Mar. 2:27, 28). Él quería enfatizar que el sábado no debería ser una carga. Fue “hecho” (creado) como una oportunidad única para que las personas aprendan del carácter de Dios, que hizo el sábado, y para que aprendan vivencialmente a valorar su Creación.

 

La adoración del día sábado se perdió cuando el emperador Constantino introdujo el día del sol o domingo a la iglesia y esta se corrompió en la edad media; pero fue restaurado por los Adventistas del Séptimo Día, y al igual que muchas iglesias que lo guardan, entre ellas algunos Testigos de Jehová del Séptimo Día, Bautistas del séptimo día, y muchas otras más; y los Judíos que nunca dejaron de guardar, el Sabbat.

 

Finalmente, el sábado será guardado por la eternidad y Dios quiere que tú y yo hagamos planes para hacerlo desde aquí en la tierra y le sirvamos.

Llamado: ¿Te gustaría ser reeducado en las Sagradas Escrituras para que al igual que los israelitas guardes el sábado? Dios te bendiga. Feliz sábado