LA NATURALEZA DE JESÚS, DIOS ETERNO

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, Yo soy (Juan 8:58).

El gran Yo soy significa el que tiene vida en sí mismo, en el hebreo es Yahweh, también conocido como Jehová; con estas palabras se identificó Jesús a los hijos de Israel cuando estuvo aquí en la tierra. "Abraham vuestro padre se gozó de que habría de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuese yo soy" (Juan 8: 56-58).

Aquí Cristo les muestra que, aunque podían calcular que su edad no alcanzaba los cincuenta años, su vida divina no podía ser calculada por cómputos humanos. La existencia de Cristo antes de su encarnación no se puede medir con cifras,- Signs of the Times, 3 de mayo, 1899.

"Antes que Abraham fuese, yo soy". Cristo es el Hijo de Dios, preexistente y autoexistente. El mensaje que le comunicó a Moisés para ser dado a los hijos de Israel fue: "Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros" (Éxodo 3: 14).

El profeta Miqueas escribe acerca de él: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad" (Miq. 5: 2).

Cristo declaró mediante Salomón: "Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras... Cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo" (Prov. 8: 22, 29-30).

Al hablar de su preexistencia, Cristo transporta la mente al pasado de las edades sin fin. Nos ofrece la certeza de que nunca hubo un tiempo cuando él no estuviera en compañerismo eterno con Dios. Aquel cuya voz escuchaban los judíos entonces, había estado con Dios como alguien que siempre lo hubiera acompañado. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Juan 1:1)

Las palabras de Cristo fueron habladas con dignidad tranquila y con una seguridad y poder que trajeron convicción a los corazones de los escribas y fariseos. Les impactó el poder del mensaje enviado por el cielo. Dios estaba tocando a la puerta de sus corazones, suplicándoles que le permitieran entrar.- Signs of the Times, 29 de agosto, 1900.

La Biblia confirma que Jesús era y es Dios:

Ø  Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, Príncipe de Paz (Isaías 9:6).

Ø  De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, EL CUAL ES DIOS sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén (Romanos 9:5).

Ø  E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: DIOS FUE MANIFESTADO EN CARNE, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. (1ª Timoteo 3:16).

Ø  Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó EL SER IGUAL A DIOS como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2: 5-8).

Ø  Más del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino (Hebreos 1:8). Así le llama el Padre a su Hijo.

Ø  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna (1ª Juan 5:20).

Era igual a Dios, infinito y omnipotente... Él es el Hijo eterno, que posee vida eterna (Manuscrito 101, 1897).

En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. "El que tiene al Hijo, tiene la vida" (1 Juan 5: 12). La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna. "El que cree en mí -dijo Jesús-, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (Juan 11: 25-26)... Cristo miraba hacia adelante, a su segunda venida  (El Deseado de todas las gentes, pág. 489).

El apóstol Pablo describiendo a Jesús, dijo de su existencia. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8).

Así mismo el apóstol Juan del apocalipsis dijo de Jesús, por inspiración divina: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8).

 

Finalmente, Jesús murió como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo como dice la Esritura: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). ¿Te gustaría invitar a Jesús a tu vida y sea tu compañero del camino durante toda tu existencia? Dios te bendiga y te guarde.