JESÚS TE HA ELEGIDO  

 

En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles (Lucas 6:12, 13). También dijo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). “Y Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).

 

 

¿Perseveras en oración cuando necesitas la dirección divina?

¿Por qué Jesús oró toda la noche? ¿Qué motivaba a nuestro Señor a tan noble disciplina? Si era Dios, ¿qué necesidad tenía de orar? ¿Qué razones tenía Jesús para orar toda una noche?

 

En su humanidad, Jesús dependía totalmente del Padre. El apóstol Juan enfatiza que nuestro Señor no solo vino como Dios, sino también “vino en carne” (1 Juan 4:2); y en virtud de su humanidad participó de las aflicciones, miserias y necesidades del ser humano. Por eso, fue absolutamente dependiente del Padre. Su sostenimiento, provisión y protección venían de Dios; también su dirección en momentos críticos.

Nuestro Señor Jesucristo no fue un demagogo. Según los autores de los evangelios, lo primero que hizo Jesús al iniciar su ministerio, fue exhortar a las personas al arrepentimiento, antes del llamamiento de Jesús a sus primeros discípulos (ver Mateo 4:18-22). La palabra griega traducida como arrepentimiento es metanoia, que significa “un cambio de mente”. Es decir, una nueva forma de ver la vida, una nueva percepción de la realidad, nuevos sentimientos, pensamientos, motivaciones y valores; nuevos principios y conductas. Implica una tristeza por los males realizados y un profundo deseo de cambio.

En nuestro texto lo encontramos orando toda la noche, porque al día siguiente elegiría a sus doce discípulos. Y aun habiendo orado toda la noche, uno de los apóstoles lo traicionó, otro lo negó y el resto lo dejó solo cuando más los necesitaba (Mat. 26:40). No siempre después de orar las cosas se encaminan para bien. Necesitamos tiempo para madurar los hechos y ver la forma en que Dios responde nuestras oraciones.

Hay una verdad que se destaca en la oración nocturna de Jesús: cuando hemos de elegir personas que sirvan a Dios, tenemos que orar sin cesar para buscar la dirección divina. Los hombres y las mujeres son siempre elegidos por Dios, no por la apariencia física como lo haría el hombre sino por lo que hay en su corazón, ya que Dios mira el corazón (1ª Samuel 16:7). Por eso Jesús dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto” (Juan 15:16). 

 

Y la Escritura también dice: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa” (Marcos 3:14-19).

 

En el llamado de los doce apóstoles encontramos diferentes caracteres y diferentes tipos de personalidades como tú y yo. No eran perfectos, algunos eran nobles, otros explosivos como Jacob y Juan que les llamó hijos del trueno, otros ambiciosos como Judas Iscariote, otros más traicioneros como Pedro, otros oportunistas, etc. pero todos fueron llamados con los mismos propósitos. Y ¿Cuáles fueron esos propósitos?          1) PARA QUE ESTUVIESEN CON ÉL. El estar con Jesús es un privilegio porque eres un discípulo del Maestro, aprendes de Él, y a su lado nada te falta porque Dios suple todas las necesidades de sus hijos: físicas, sociales, mentales y espirituales. Una de las bendiciones al estar al lado de Jesús es su protección (Salmos 34:7, 23:4-5, 91:11, 125:1-2). Otra de las bendiciones es que Él suplirá todas nuestras necesidades (Salmos 23:1, Filipenses 4:19, Salmos 34:8). Otra bendición es su compañía (Josué 1:9, Isaías 41:10, Mateo 28:20, Romanos 8:31, Hechos 18:9-10). Hablas con Él todo el tiempo a través de la oración, y escuchas su voz (las Sagradas Escrituras) como una oveja escucha a su Pastor Celestial.  Y en las pruebas o problemas de esta vida buscas el consejo de tu Pastor Celestial.

  2) PARA ENVIARLOS A PREDICAR. La Biblia también dice: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Todo lo que uno aprende al lado de Jesús, debe ser compartido, es decir, la salvación que por gracia nos da el Salvador del mundo, debe ser compartida a otras personas a través de nuestro testimonio, especialmente a nuestros seres amados y amigos. El apóstol Pablo dijo: “Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10). Y sigue diciendo en el mismo capítulo: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: «¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!» (Romanos 10:14-15). Al creer en Jesús, Dios nos perdona todos nuestros pecados e iniquidades; y nos justifica día con día, al dar el borrón y cuenta nueva en nuestro libro de pecados; como dice igual el apóstol Pablo "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). Por lo que predicar de Jesús significa hablar a otras personas de las buenas nuevas de salvación, que no importa la vida pasada, Dios se interesa por ti y quiere que hagamos la diferencia con Él a su lado, entre lo santo y lo profano, entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y injusto. Y al mismo tiempo encontrar hermanos ex adventistas y rescatarlos: "Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno lo hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados" (Santiago 5:19-20).

 3)  Y QUE TUVIESEN AUTORIDAD PARA SANAR ENFERMEDADES Y PARA ECHAR FUERA DEMONIOS.

¿Cómo se puede tener autoridad para sanar enfermedades? En aquel entonces, después de que Pedro se arrepintió y se entregó por completo al servicio del Maestro, Dios lo usó grandemente. Las Escrituras dicen: “Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados” (Hechos 5:14-16). Hoy en día, la oración sigue siendo un medio por el cual Dios sana muchas enfermedades y dolencias si se tiene fe. También otra forma de sanar enfermedades a través un cambio del estilo de la alimentación debido a que muchos alimentos producen la enfermedad, de ahí del dicho: que tu medicina sea tu alimento y tu alimento tu medicina. A través de la Reforma Pro Salud con la palabra “ADELANTE”: Agua, Descanso, Ejercicio, Luz solar, Aire, Nutrición, Temperancia y Esperanza (Fe). 

¡Dios te ha elegido para grandes cosas! ¡Él siempre piensa en ti, especialmente cuando lo buscas en oración en los momentos más críticos de tu vida! ¿Qué piensas hacer después de este llamado? El mundo se disputa entre la vida y la muerte en esta pandemia, y debemos hablarles de Jesús antes que descansen sin salvación. Que Dios te bendiga.