LA VERDADERA ADORACIÓN

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).

 

Si alguien te preguntara ¿Y usted cómo adora a Dios? ¿Qué le responderías? En el tiempo de Jesús, los Hebreos tenían sinagogas o templos donde el pueblo iba a adorar a Dios a través de los sacrificios del cordero pascual y las ofrendas. Era el único pueblo que en el Antiguo Testamento adoraba a Dios conforme a las Sagradas Escrituras, en espíritu y en verdad; a diferencia de los demás pueblos cananeos que ofrecían sacrificios humanos a sus dioses, por ejemplo: a Astoret, diosa  de los Sidonios; a Astarté, diosa de los babilonios y Asirios; a Milcom, ídolo abominable de los Amonitas; a Quemos, ídolo abominable de Moab; a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón (1ª Reyes 11:5-7) ;  a Tamúz, falso mesías Babilónico (Ezequiel 8:14); al sol (Ezequiel 8:16); a Ishtar o Astarté, diosa del amor y la sexualidad en Babilonia y  Asiria; entre otros. Pero cuando vino Jesús, el cumplimiento de los sacrificios hebreos, murió como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), la adoración sería para todos los seres humanos en la tierra. Las Escrituras dicen: “En el mundo estaba (Jesús), y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:10-12). Somos hijos de Dios solo por creer y aceptar a Cristo Jesús quien derramó su sangre en la cruz del Calvario por todos nosotros.

Mientras que en el Occidente con nuestras culturas, la adoración era similar a los cananeos; se ofrecían sacrificios humanos; los Teotihuacanos ofrecían un sacrificio diario a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada; los Mayas a Coatlicue, serpiente antigua; los Mexicas al sol y a la luna (Apocalipto); etc.  hasta que llegaron los españoles y nos evangelizaron, entregándonos una adoración cambiada y adulterada, ya por el Imperio romano y al mismo tiempo el idioma. Por esto, a cada creyente se lo llama Católico romano porque heredamos una cultura de parte de la Roma Antigua, una mezcla de paganismo con cristianismo a la vez. La historia declara que cuando el emperador Constantino, el Grande, entró a la iglesia, ésta se corrompió al permitir muchas doctrinas paganas para adorar a Dios, entre ellas, la adoración del sol y las imágenes más tarde. Y la primera de ellas fue cuando el emperador cambió por decreto la adoración, del sábado de Jehová o Yahvé al día del sol: Ley dada por Constantino, relativa al día de descanso, el 7 Marzo 321: “que todos los jueces y habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen  en el venerable  día del sol.  Empero que labradores atiendan en completa libertad al cultivo  de  los  campos;  ya  que  acontece  que  ningún  otro  día  es   tan  adecuado   para   la  siembra   del  grano  y  para  plantar   la  viña;  de  aquí  que  no  se  deba  dejar  el tiempo  favorable  por  el  cielo”  (Codex Justinianus, Libro 3, titulo 12  y  párrafo 2(3); Cuerpo del Derecho Romano T4, pág. 333).  Y una vez caído el Imperio romano en el año 476, la iglesia católica continuó en su lugar: “El  Imperio Romano entró en una fase  de  desintegración hasta que desapareció en el año 476, Roma pasó,  de  ser la  Ciudad  de los Emperadores, a la  Ciudad de  los  Papas.  La iglesia heredó de Roma sus cuadros Administrativos  y se convirtió en  la  única  fuerza capaz  de salvar y perpetuar la civilización clásica” (Enciclopedia Autodidáctica, Oceano  Color. Tomo 8, pag. 2153).

Ya en la Edad Media, la Iglesia Romana, continuidad del Imperio Romano, en el año 787 cambió el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios, y decretó: “la adoración de las imágenes, la cual consistió en arrodillarse ante ellas, besarlas, encenderles velas, ofrecerles incienso y darles culto” (Segundo Concilio de Nicea, Séptima Sesión, año 787).

 

  Elena White dice: “Para dar a los convertidos del paganismo algo que equivaliera al culto de los ídolos y para animarles a que aceptaran nominalmente el cristianismo, se introdujo gradualmente en el culto cristiano la adoración de imágenes y de reliquias. Este sistema de idolatría fue definitivamente sancionado por decreto de un concilio general. Y Para remate de su obra sacrílega, Roma se atrevió a borrar de la ley de Dios el segundo mandamiento, que prohíbe la adoración de las imágenes y a dividir en dos el último mandamiento para conservar el número de éstos” (Elena de White: Conflicto de los Siglos, p. 55). ¿Quieres conocer más de la verdad en la historia con respecto a la verdadera adoración? Dios te conoce en lo más profundo de tu corazón y quiero que le adores en espíritu y en verdad. Continuará...