LA VERDADERA ADORACIÓN (Parte dos)

"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).

 

 

¿Usted cómo adora a Dios?... Ayer vimos a la luz de la Biblia y de la historia como los dos mandamientos de la Ley de Dios que tienen que ver con la verdadera adoración fueron cambiados, y por lo tanto, se cambió la forma de adoración a Dios a través de las imágenes de los Santos apóstoles y la Virgen María. Los cuales no se han ido al cielo ni están intercediendo por nosotros en el cielo como se ha enseñado en la tradición debido a que el Gran Juez, Cristo Jesús, no ha venido para juzgar a vivos y a muertos, y entregar un veredicto de culpable o inocente. Dios es el único digno de adoración, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo quien nos permite estudiar y contemplar a Cristo y su ministerio de Mediador (1ª Timoteo 2:5), Intercesor (Romanos 8:34), Abogado (1ª Juan 2:1), y finalmente de Juez (Juan 5:22 y Hechos 10:42) a la diestra del Padre. 

“Bien sabía Satanás que las Sagradas Escrituras capacitarían a los hombres para discernir los engaños de él y para oponerse a su poder. Por medio de la Palabra fue como el mismo Salvador del mundo resistió los ataques del tentador. A cada asalto suyo, Cristo presentaba el escudo de la verdad eterna diciendo: "Escrito está." A cada sugestión del adversario oponía él la sabiduría y el poder de la Palabra”. La Biblia ensalza a Dios y coloca a los hombres, seres finitos, en su verdadero sitio; por consiguiente, hay que esconder y suprimir sus verdades sagradas. Esta fue la lógica que adoptó la iglesia romana. Por centenares de años fue prohibida la circulación de la Biblia. No se permitía a la gente que la leyese ni que la tuviese en sus casas, y sacerdotes y prelados sin principios interpretaban las enseñanzas de ella para sostener sus pretensiones” (Elena de White: Conflicto de los Siglos, p. 55). 

Pasaron alrededor de 1000 años de tinieblas espirituales en el mundo hasta que se levantó un hombre de Dios en Alemania para reformar la Iglesia, y el 31 de Octubre del 1517 clavó las 95 Tesis de la Justificación por la fe en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg — comenzando un debate teológico que desembocaría en la Reforma y el nacimiento de varias iglesias dentro del cristianismo como los Luteranos, Presbiterianos,  Anabaptistas, Metodistas, etc. su nombre fue Martín Lutero. Él fue reconocido como “Un campeón de la Verdad” ante en aquel entonces, todos los reyes de Europa debido a que refutó con la Biblia en la mano todas las indulgencias, venta de certificados de salvación, pecados y tradiciones que no llevaban a adorar a Dios en espíritu y verdad. Y es como a luz de la historia nació lo que se llama la “Reforma Protestante” porque Martín Lutero reformó el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios, que había sido cambiado por la Iglesia Católica en el Segundo Concilio de Nicea, Séptima Sesión, año 787; y que dice: “No te harás ídolos, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.  No los adorarás ni los servirás; porque yo,  Yahvé tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta los nietos y biznietos de los que me aborrecen,  y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos (Éxodo 20:4-6, Biblia de las Américas). 

El espíritu de concesión al paganismo fomentó aún más el desprecio de la autoridad del Cielo. Satanás atentó también contra el cuarto mandamiento y trató de echar a un lado el antiguo sábado, el día que Dios había bendecido y santificado (Génesis 2:2, 3), para colocar en su lugar el día festivo observado por los paganos como "el venerable día del sol." (Elena de White: Conflicto de los Siglos, p. 56). 

 

Finalmente, hubo un movimiento mundial en la historia en la que todas las iglesias protestantes: Luteranos, Presbiterianos, Quakeros, Bautistas, Metodistas, etc.  esperaban a Jesús, y se les llamó adventistas nominales, es decir, guardaban todavía el domingo, y el 22 de Octubre de 1844 Jesús no vino sino que hubo un Gran Chasco.  De este movimiento, posteriormente nacieron los adventistas del Séptimo día con Reforma del Sábado. Y es como de esta manera Dios reformaría los Diez Mandamientos de la ley de Dios antes de su Venida. Por eso la Biblia dice en: Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15), “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él;… El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo” (1ª Juan 2:4,6). “ Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12). Toma tus decisiones y guarda sus mandamientos. Dios te bendiga.