LA LÁMPARA DE LA VIDA                                                                 

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Salmos 119:105).   

En cierta ocasión cuando todavía no se inventaba la luz eléctrica una persona caminaba en la noche con su lámpara, era una noche lluviosa y con un fuerte viento, pero como el viento era muy recio, decidió esconder su lámpara debajo de su gabardina para que no se le apagara. De repente, el viento sopló más recio y le levantó la gabardina para que la lámpara iluminase. En seguida, la persona vio un precipicio y su siguiente paso iba a ser, caer por ahí. Así es la Biblia, día con día nos ilumina en este mundo de tinieblas espirituales para no caer en el precipicio del pecado y de esta manera caminar seguros en nuestra vida diaria.

Las Sagradas Escrituras te aumentan la fe cuando las lees y te dan la confianza de que Dios guía tus planes: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).

Las Sagradas Escrituras te dan la Confianza de que eres hijo e hija de Dios y que tienes una identidad como cristiano o cristiana: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció (hablando de Jesús). A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:10.12). Cuando aceptas a Cristo como tu Salvador y crees en ios eres hijo e hija de Dios y ahora tienes esos privilegios.

Las Sagradas Escrituras te dan la confianza de que Dios te ama y el amor como principio lo transmites a todos tus seres amados para que sean salvos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1ª Juan 4:8,10).

Las Sagradas Escrituras te dan la seguridad en cualquier circunstancia de la vida para que le eches ganas diariamente y camines sin temor y miedo: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9). “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7). “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:4). Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra (Salmos 91:11-12).

Las Sagradas Escrituras te dan la confianza de que cuando confiesas tus pecados en oración, Dios te perdona y borra toda tu maldad: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1ª Juan 1:9). “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). “Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca. De modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmos 103:3-5). “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:18-19).

Elena de White dice: “Bien saba Satanás que todos aquellos a quienes pueda inducir a descuidar la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras serán vencidos por sus ataques” (Conflicto de los siglos, pág. 573). “Conságrate a Dios cada mañana, haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: Tómame ¡oh Señor como enteramente tuyo! Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti” (Camino a Cristo, pág. 70).

 

Lee la Biblia y sirve a Dios haciendo lo bueno dondequiera que vayas. Dios te bendiga.