EL HOMBRE BUENO Y EL HOMBRE MALO

 

«El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca» (Lucas 6:45).

El primer término que aparece en nuestro texto de meditación es “tesoro” y, este es sinónimo de algo valiosísimo, no tiene precio, y si lo tiene es muy alto. Así es la vida de un hombre cuando obedece las Sagradas Escrituras que datan: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:5-6). También la Escritura dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1ª Corintios 6:19-20). Entonces el precio de un cristiano es la sangre de Cristo, porque Él nos compró a través de su sacrificio y llevamos sangre Real, porque esa sangre derramada en la cruz del Calvario no ha redimido para Dios y para Cristo.

El hablar del corazón es un sinónimo de lo que pensamos y actuamos. Así que, un hombre de corazón bueno es aquel en el que mora la felicidad y la paz de Cristo, mientras que, un hombre con corazón malo es aquel que no es feliz y siempre tiene conflictos porque no vive en paz con Dios y con los demás. 

Dentro de algunas promesas para el cristiano tenemos: “Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Día con día uno decide a quién le estrega su corazón ¿a Cristo Jesús o al mundo? Así también la Biblia dice: “Felices los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). Por lo que, felices porque día tras día confiesan sus pecados a Dios, y Dios a través de Jesús perdona toda maldad. Un corazón bueno es sinónimo de pureza, lealtad, honestidad, rectitud y bondad; mientras que un corazón malo es sinónimo de suciedad en todos los aspectos de la vida, deslealtad, deshonestidad, traición, aprovechado de las circunstancias, etc. Los hombres buenos siempre buscan y dicen la verdad; mientras que los hombres malos, siempre mienten y son envidiosos. De ahí del que uno habla conforme a lo que hay en el corazón. 

Un hombre bueno busca a Dios porque Dios es bueno, mientras que un hombre malo no busca a Dios y el enemigo de Dios, satanás, lo utiliza para derribar la felicidad de otros. El hombre bueno es salvo porque ha aceptado la gracia de Cristo, mientras que el hombre malo, no siente la necesidad de salvación. El hombre bueno trata de ser siempre justo como su Señor, mientras que el hombre malo es injusto y un pecador empedernido. De acuerdo a las Sagradas Escrituras hay una diferencia entre ser bueno y ser malo; la Biblia dice: “Feliz el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá (Salmo 1).

El hombre bueno muestra los frutos del Espíritu, es salvo y ninguna ley está contra él. “Mas los frutos del espíritu son: “Amor, felicidad, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Gálatas 5:22-23). Mientras que el hombre malo, muestra las obras de la carne y se encuentra perdido en el pecado. “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia (mente sucia o cochambrosa), idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21). 

Finalmente podemos concluir en base a lo expuesto que: El hombre bueno se va a salvar por la gracia de Cristo Jesús porque aceptó y sirvió a su Maestro durante toda su vida; mientras que, el hombre malo se va a perder porque no obedeció los caminos de Dios descritos en las Sagradas Escrituras. ¿Te gustaría ser bueno? Busca a Dios y entrégale tu vida a Cristo y acéptalo como tu Salvador personal y te irá bien. Bendiciones para ti, tu familia y tus amigos.