EL SÁBADO EN LA ETERNIDAD

«Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecen delante de mí, dice el SEÑOR, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y será que, de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda la humanidad a adorar delante de mí, dijo el SEÑOR» (Isaías 66:22-23 versión Biblia del Jubileo 2000).

 

Después de que Dios hizo los cielos y la tierra en seis días, el sábado como el séptimo día, fue creado como un día en la eternidad en el Edén juntamente con el hombre, para que este descansase física y espiritualmente adorando a Dios. Dice la Sagrada Escritura: “Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ejército. Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó en el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-2). El sábado tiene tres atributos: primero, Dios lo reposó; segundo, Dios lo bendijo, es decir, lo hizo feliz; y tercero, Dios lo santificó, es decir, lo hizo sagrado. El sábado y la familia son dos instituciones sagradas que fueron puestas en el Jardín del Edén, y cuando todo sea restaurado, seguirán por la eternidad. Sin embargo, estas dos instituciones sagradas, la familia y el sábado hoy en día, han sido atacadas por el enemigo de Dios para que la gente no les ponga la debida atención bíblica. La familia porque hoy está desintegrada y no se sigue el consejo bíblico; y el sábado porque hoy en día con muchas escusas se guarda el domingo por la mayoría de cristinos como día de reposo.  

Una escritora dice:” El sábado es una señal del poder creador y redentor; señala a Dios como fuente de vida y conocimiento; recuerda al hombre la gloria primitiva y así da testimonio del propósito de Dios de volvernos a crear a su imagen. El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en cualquier otro, nos es posible vivir la vida del Edén. Era el plan de Dios que los miembros de la familia se asociaran en el trabajo y el estudio, en el culto y la recreación, el padre como sacerdote de su casa, y él y la madre, como maestros y compañeros de sus hijos. Pero los resultados del pecado, al modificar las condiciones de la vida, han impedido, en extenso grado, esta asociación. Con frecuencia ocurre que el padre apenas ve los rostros de sus hijos durante la semana. Se encuentra casi totalmente privado de la oportunidad de ser compañero de ellos e instruirlos. Pero el amor de Dios ha puesto un límite a las exigencias del trabajo. En su día reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con su prójimo” (La Educación, pp. 250-251). 

Por eso el sábado fue puesto por Dios en el centro de los Diez mandamientos. Dice la Escritura: ““Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para el SEÑOR tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el SEÑOR hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso el SEÑOR bendijo el día sábado y lo santificó” (Éxodo 20:8-11 versión Reina Valera Actualizada).

Jesús, nuestro Señor y sus discípulos guardaron el sábado durante el cristianismo apostólico. Dicen las Sagradas Escrituras: “Y Jesús fue a su tierra, y sus discípulos lo siguieron.  Y cuando llegó el sábado, él comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos quedaban se admiraban cuando le oían, y decían: —¿De dónde le vienen a este estas cosas? ¿Qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ... (Marcos 6:1-2). Fue a Nazaret, donde se había criado y, conforme a su costumbre, el día sábado entró en la sinagoga y se levantó para leer (Lucas 4:16). Y todavía Cristo lo reposó en la tumba y resucitó el primer día de la semana o domingo. Dice la Escritura: “El domingo muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado. Encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado” (Lucas 24:1-2 versión Nueva Traducción Viviente). Otro evangelio dice: “Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para embalsamar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana, muy temprano, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro” (Marcos 16:1-2). El evangelio de San Juan dice:” Muy temprano el domingo en la mañana, estando aún oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que estaba corrida la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a ver a Simón Pedro y al seguidor a quien Jesús quería mucho, y les dijo:—¡Sacaron el cuerpo de Jesús del sepulcro! No sabemos dónde lo pusieron” (Juan 20:1-2 versión Palabra de Dios para Todos). 

Después de que Cristo Jesús se fue al cielo, los cristianos fuera de Israel guardaban el precepto divino como día de adoración; y el apóstol Pablo, el apóstol de los gentiles, guardaba el sábado con las iglesias de todo el mediterráneo. Dice el libro Hechos de los Apóstoles: “Ellos, (Pablo y Silas)… entraron en la sinagoga un sábado y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad (Hechos 13:14-15). Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente sábado les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. El siguiente sábado se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios (Hechos 13:42-44).  Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo (Hechos 17:2-3). Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos” (Hechos de los Apóstoles 18:1).

La Iglesia Cristiana guardó el sábado como día de adoración siguiendo el ejemplo de su Maestro Jesucristo. Te invito para guardes el sábado en tu casa, hagas un culto de adoración a Dios y sigas el ejemplo de Jesús y la Iglesia Apostólica ¿Por qué hoy en día la mayoría guarda el domingo como día de adoración? Y ¿qué relación tiene de mes en mes y de sábado en sábado como dice nuestro texto? Continuará. Feliz sábado.