EL SÁBADO EN LA ETERNIDAD (Parte final).

 

«Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecen delante de mí, dice el SEÑOR, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y será que, de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda la humanidad a adorar delante de mí, dijo el SEÑOR» (Isaías 66:22-23 versión Biblia del Jubileo 2000).

 

Antes de continuar con la parte final, debemos recordar que el sábado fue guardado por Cristo Jesús (Lucas 4:16-17), y que siguiendo el ejemplo de su Maestro (Juan 13:15), sus apóstoles hicieron lo mismo (Hechos 17:2-3, 18:4). Que en la historia fue cambiado por el Emperador Constantino, Emperador de Roma, el 7 de marzo del año 321, cuando declaró: que descansen todos en el DÍA VENERABLE DEL SOL o SUNDAY (Codex Justinianus, Libro 3, titulo 12 y párrafo 2(3); Cuerpo del Derecho Romano T4, pág. 333). Que la Iglesia en la tradición, “Tomó el domingo pagano y lo convirtió en domingo cristiano... y así el domingo pagano, dedicado al sol se convirtió en domingo cristiano consagrado a Jesús (El Mundo Católico, Vol. 58, n° 338, pág. 809). Que la misma Iglesia en la tradición, declara que el sábado es el séptimo día de la semana, el que no se santifica como día de adoración. “Las Escrituras mandan la observancia religiosa del sábado, el día que nosotros nunca santificamos" (Cardenal James Gibbons, The Faith of Our Fathers, (La fe de nuestros padres), edición 88, pág. 89).                                                                                                                                                

Por esto debe ser recordado porque Dios lo escribió en el centro de su Santa Ley con su propio dedo (Éxodo 31:18), y la Escritura dice así: “Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para el SEÑOR tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el SEÑOR hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso el SEÑOR bendijo el día sábado y lo santificó” (Éxodo 20:8-11 versión Reina Valera Actualizada).

Y avanzando con la historia, vino la Reforma Protestante el 31 de Octubre del 1517, naciendo las Iglesias Evangélicas como la Iglesia Luterana, la Iglesia congregacionalista, los Quakers, la Anglicana, la Iglesia Bautista, la Metodista, etc. quienes solamente reformaron el verdad del segundo Mandamiento que dice: “»No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones” (Éxodo 20:4-6). Pero dentro de la verdad que fue echada por tierra durante la Edad Media, faltaba la reforma del Cuarto Mandamiento o el séptimo día como día de adoración. Y para esto, Dios usó un gran movimiento en el cual se involucraron todas las Iglesias mencionadas, en el que esperaban a Jesús aquí en la tierra el 22 de octubre del 1844 según las profecías. Pero en ese movimiento no vino Jesús como se lo esperaba, y entonces vino una gran chasco o decepción. Después de esto, se levantó otro grupo que se puso a estudiar bien las Sagradas Escrituras, y encontraron que Jesús no venía a esta tierra sino que pasaba al Lugar Santísimo del Santuario Celestial; y esto dio origen a una Iglesia que se encuentra a nivel mundial en 206 países según la ONU, los Adventistas del Séptimo Día, quienes hoy en día invitan el mundo a volver y guardar el sábado como día de reposo de acuerdo a las Sagradas Escrituras. La misma Iglesia Católica reconoce a los Adventistas como los únicos protestantes que persisten en la Biblia, como dice el siguiente dogma: “La Iglesia Católica cambio la observancia del Sábado al domingo como derecho divino e infalible autoridad dada a ella por su Fundador, Jesucristo. El Protestante que clama a la Biblia como única regla de fe, no tiene garantía en la observancia del domingo. En este asunto, solamente la Iglesia Adventista del Séptimo Día es la única protestante persistente “(The Question Box. The Catholic Universe Bulletin, August 14, 1942. p. 4)”.          

Y al mismo tiempo la Iglesia en la tradición dice que el domingo es su Marca en materias de religiosas: "El domingo es nuestra Marca de autoridad... La Iglesia está sobre la Biblia, y la transferencia de la observancia del Sábado es prueba de ello" (Catholic Record, 1 de Septiembre de 1993). "Por supuesto, la Iglesia Católica reafirma que el cambio fue su acto....y ese acto es la Marca de su poder eclesiástico y autoridad en materias de religiosas" (Carta del 28 de Octubre  de 1895, de C. F. Thomas).

Al final del tiempo, Dios está llamando a todos sus hijos de todas las Iglesias para que guarden su día santo, el sábado del Señor, porque este será el conflicto final en la adoración a Dios o adoración según las tradiciones, y todos tendrán que tomar una decisión de seguir las Sagradas Escrituras. Porque vendrá Jesús, y los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego los que estén vivos serán transformados y llevados al cielo (1ª Tesalonicenses 4:16-18), y creceremos a la altura de la estatura de Adán y Eva; un poco más del doble de los hombres que habitan en la tierra (Historia de la Redención, pág 21) cuando comamos del árbol de la vida: “Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana. Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de eterna juventud. Al principio, el hombre fue creado a la semejanza de Dios, no sólo en carácter, sino también en lo que se refiere a la forma y a la fisonomía. El pecado borró e hizo desaparecer casi por completo la imagen divina; pero Cristo vino a restaurar lo que se había malogrado. El transformará nuestros cuerpos viles y los hará semejantes a la imagen de su cuerpo glorioso. La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e inmortal. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva” (Conflicto de los Siglos, pp. 702-703). Y después ya cuando estemos en la tierra nueva, cada mes comeremos del árbol de la vida (Apocalipsis 22:2) y cada sábado vendremos a adorar a Dios (Isaías 66:23) por la eternidad.

Guarda el sábado, adora a Jesús y nos veremos adorando por la eternidad. Dios te bendiga.