EL VALOR DE ESTA VIDA

 

«Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida, y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor» (Eclesiastés 3:12-13). “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).

 

 

  Algunos dicen: “no vale nada la vida”, y es por eso que no la valoran, no tienen temor de Dios, piensan que serán eternos y que la vida hay que vivirla como te venga, se emborrachan, son adictos a las drogas, a los vicios, etc. Para otros la vida no tiene precio porque es un tesoro en el que la felicidad no se puede pagar con oro. Y para ti ¿cuánto cuesta la vida? ¿realmente te amas y valoras a tu familia, a tus amigos? ¿cuánto vale tu vida cuando estás al borde de la muerte o tienes a un hijo, una hija, tu cónyuge o algún amigo en el hospital con enfermedad terminal e inviertes miles de pesos en especialistas para que te curen y puedas vivir un poco más? 

De acuerdo al Internet, el valor de una vida es un valor económico usado para cuantificar el beneficio de evitar una fatalidad. En ciencias sociales y ciencias políticas, es el costo marginal de la prevención de una muerte en cierta clase de circunstancias. En muchos estudios, el valor también incluye la calidad de vida, el tiempo de vida restante esperado, así como el potencial de ingresos de una persona determinada, especialmente para un pago posterior al hecho en una demanda judicial de muerte por negligencia.

Sabes ¿cuánto vale la vida de un cristiano? La Biblia dice que somos templo de Dios y que fuimos comprados por precio: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1ª Corintios 6:19-20).

 

Hay, por lo menos, dos valores importantes en nuestro paso por esta tierra:

1) La felicidad. Dios nos creó y nos dio esta vida para que la disfrutemos, para que seamos felices. Todavía hay en esta tierra, y gracias a la permanente intervención providente y bondadosa de Dios, muchos motivos de felicidad: los hijos, mi cónyuge, las bellezas de la naturaleza, la felicidad aportada por las buenas relaciones humanas, los productos legítimos de la cultura humana (el arte y la tecnología) como tantas otras bendiciones cotidianas que nos da Dios, son fuentes permanentes de bienestar y sana alegría de vivir.

2) Tener una vida con propósito. Estamos en esta vida para cumplir una tarea, una misión que tiene dos sentidos: a) Una misión secular que es contribuir con nuestra presencia en este mundo, con nuestra personalidad, con nuestros talentos y dones, y con nuestras realizaciones (laborales, artísticas, culturales, familiares, de amistad, etc.), al bienestar y deleite de la sociedad. b) Una misión espiritual y religiosa: estamos aquí con el fin de prepararnos para la eternidad, y para colaborar con Jesús en su gran y maravilloso plan de redención al rescatar a otros de las garras del mal: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Santiago 5:19-20). Y también estamos aquí para colaborar con Cristo en su tarea de amor y compasión: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35), al tratar de ayudar lo máximo posible a paliar tanto dolor, tanto sufrimiento que padece la humanidad por causa del pecado. Por eso Jesús nos dice: ”Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30). Y el apóstol Pedro confirma esto al decir: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1ª Pedro 5:7). Y al cumplir la misión, Jesús nos dice como a Pablo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2ª Corintios 12:9). Entonces cumpliendo la misión de predicar el evangelio, podemos decir como Pablo:” Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). La vida es Jesús y él dio su vida en la cruz del Calvario para que vivas y tengas una esperanza, y si confías en él, te la prolongará por la eternidad, sólo cree en su promesa.

 

Dios te bendiga y cumplas el propósito por el cuál estás en esta tierra, ser feliz, bendiga tu familia, tu trabajo y todos los de tu entorno, te de buena salud... Y si tienes algún enfermo (a), que le mano de Cristo pueda posar sobre él (ella) y por su gracia sea sanado (a). Ánimo!! La vida tiene un propósito al lado de Cristo Jesús.