EL CIELO, LA EDUCACIÓN Y EL ETERNO APRENDIZAJE

 

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9). 

 

Introducción

¿Sabes? La verdadera educación prepara al ser humano para esta vida y para la eternidad. Cualquier tipo de educación que se limita a esta tierra solamente es una educación incompleta porque la vida no se limita a los 70 u 80 años que pasaremos en este mundo. Existe una tierra y un cielo nuevo que Cristo Jesús está preparando para sus alumnos, para sus discípulos, para sus seguidores o como tú le quieras llamar a aquel que le entregó la vida a Jesús. Por lo tanto, la muerte no es el fin de todo para los que creen en Cristo sino el principio para poder ser transformados a una vida inmortal, como está Escrito: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1ª Tesalonicenses 4:16). O bien, como Jesús dijo: “—Yo soy la resurrección y la vida. Todo aquel que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). La verdadera educación afirma de lo que la Biblia dice a cerca de la muerte, no dando teorías solamente sino palabras de esperanza y de fe para todos aquellos que creen en Dios. Afortunadamente, la Biblia nos da una visión amplia del tema del cielo, la Tierra Nueva, la educación y la vida que tendremos durante toda la eternidad. La mejor escuela de posgrado, en donde estaremos aprendiendo y creciendo a lo largo de toda la eternidad es la Escuela del cielo, la Escuela del más allá.

 

EL DESTINO DE LOS MUERTOS: En el siglo XVII, el gran científico y filósofo francés Blas Pascal se dio a reflexionar sobre el estado de la humanidad. Para él, había un tema muy claro: por más tiempo que viviera un ser humano (y en ese entonces no vivían tanto), y por más buena que fuera la vida de esa persona, tarde o temprano esa persona iba a morir. Por otra parte, para él, lo que sucedía después de la muerte era más largo, infinitamente más largo, que el corto período de vida aquí que precedía a la muerte. Por lo tanto, para Pascal, lo más lógico que una persona podía o debía averiguar era qué destino les espera a los muertos, y se sorprendió al ver que la gente se ponía nerviosa por cosas como “la pérdida del cargo, o por algún insulto imaginario contra su honor”, pero no prestaba atención a la pregunta de lo que sucedía después de la muerte. Pascal tenía razón: nuestro tiempo aquí es muy limitado en contraste con lo que está por venir. Qué tontera es no estar preparados para la eternidad que tenemos por delante. Para mayor información de este tema, consultar: Doctrinas Bíblicas, tema # 14: El Estado de los Muertos, web: samarripa.jimdo.com

 

UNA EXISTENCIA NUEVA

Un cristiano estaba hablando con un amigo sobre la esperanza del evangelio, la promesa de la vida eterna a través de Jesucristo. Esta persona respondió negativamente a la idea en general: “¿Vida eterna?”, expresó, estremecido. “¡Qué pensamiento tan horrible! Nuestros setenta u ochenta años aquí ya son bastante malos. ¿Quién querría prolongar esto para siempre? ¡Eso sería un infierno!” 

Esta persona tendría razón, si no fuera porque no entendió que la promesa de la vida eterna no es una mera continuación de esta vida aquí. Por favor, ¿quién querría eso? Al contrario, como dice el versículo anterior, las cosas viejas pasaron y todas las cosas se habrán vuelto nuevas. La Biblia dice: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apoc. 21:4-8).

¿Cuándo empieza la Escuela del más allá?

 

LA ESCUELA EN EL MÁS ALLÁ

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2ª Corintios 4:17, 18). ¿Qué esperanza nos ofrecen estos versículos? ¿Cuáles podrían ser algunas de estas cosas eternas invisibles que estamos esperando, que se nos promete a través de Jesús? Ver Apocalipsis 21:1-3.

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apoc. 21:1-3). Todo nuestro dolor, todo nuestro sufrimiento, todas las cosas con las que luchamos aquí provienen del pecado y sus consecuencias. Cristo vino a deshacer todo eso, y restaurará la Tierra a lo que Dios originalmente había querido que fuera antes de que el pecado entrara. De hecho, será mejor, porque en medio de todas estas glorias siempre podremos ver las cicatrices en las manos y los pies de Jesús, el costo de nuestra redención.

 

El libro de la Educación, cuya autora inspirada fue Elena de White, en su último tema: LA EDUCACIÓN DEL MÁS ALLÁ, dice lo siguiente: “EL CIELO es una Escuela; su Campo de Estudio, el Universo; su Maestro, el Ser Infinito. En el Edén fue establecida una filial de esa escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la educación en la Escuela del Edén.

"Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1ª Cor 2:9). Sólo por medio de su Palabra se puede obtener el conocimiento de estas cosas, y aun así se obtiene sólo una revelación parcial.

El profeta de Patmos describe así la sede de la escuela futura: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. . . Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido". "La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera".

Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela futura, se extiende todo el período de la historia de este mundo, historia de la transgresión y el sufrimiento humano, del sacrificio divino y de la victoria sobre la muerte y el pecado. En la escuela de la vida futura no se hallarán, todas las condiciones de la primera escuela del Edén. Ningún árbol del conocimiento del bien y del mal ofrecerá oportunidad a la tentación. No hay allí tentador ni posibilidad de injusticia. Todos los caracteres habrán resistido la prueba del mal, y habrán dejado de ser susceptibles a su poder.

"Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios" (Apoc. 2:7). La participación del árbol de la vida en el Edén era condicional, y finalmente fue suprimida. Pero los dones de la vida futura son absolutos y eternos. El profeta contempla "un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero". "Y, a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, el cual produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Apoc. 22:2). "Y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron" (Educación, pp. 301-302).

“¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio, cuando se descorra el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos apenas vislumbres por medio del microscopio! ¡Cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio! ¡Cuando, borrada la mancha del pecado, toda la Tierra aparezca en ‘la hermosura de Jehová nuestro Dios’! Allí, el estudioso de la ciencia podrá leer los informes de la Creación sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza, y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto Universo contemplará “el nombre de Dios escrito en grandes caracteres”, y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo quedará señal del mal” (Educación, p. 303).

Dios te bendiga y hagas planes para estar con Cristo por la ETERNIDAD.