EL MINISTERIO DE SALVAR UN ALMA

 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (San Juan 3:16-19).

 

¿Cuánto cuesta tu vida? Y ¿la vida de tus amigos y seres amados? Hubo un hombre de Dios llamado Abraham Ramírez, lo menciono porque ya descansó en el Señor durante esta pandemia, muy amado y querido por sus feligreses, que dijo una vez: la gente se preocupa por dos cosas, “el Juicio y la Muerte”. ¿Para qué se preocupan? En el juicio: Jesucristo es nuestro Abogado (1ª Juan 2:1), Dios quiere nuestra salvación, el Espíritu Santo nos convence de pecado y los ángeles se interesan por nosotros. En la Muerte, con la muerte del Cordero, tenemos vida eterna, solo cree en Él. Estas verdades tienen mucho peso sobre nuestras vidas, porque si realmente crees en Cristo, Dios perdona todo y no tenemos por qué preocuparnos.

 

Y mi pregunta para ti ¿es difícil salvarse? Respuesta: No. Dios lo ha provisto todo en bandeja de oro para salvarnos. Sólo cree que eres salvo por gracia (Efesios 2:8-9), mediante la fe en el Señor Jesús. Y la Biblia dice:” He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír” (Isaías 59:1). Dios está dispuesto a salvarnos siempre y cuando, tú y yo, queramos salvarnos de la muerte del pecado. Sigue diciendo la Escritura: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” (Ezequiel 33:11 Nueva Versión Internacional). De nosotros depende el querernos salvar por las decisiones que tomemos porque Dios ya hizo su parte.

También la Escritura dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria” (Isaías 60:1-2). Cuando tú o yo, obedecemos la Escritura y nos levantamos para orar todas las mañanas, para estudiar las Sagradas Escrituras todos los días, y para llevar esperanza de salvación a todos aquellos que están perdidos; entonces, resplandecerá tu luz y la gloria de Dios estará contigo. Pero si no nos levantamos para orar, para estudiar las Escrituras y llevar mensajes de esperanza, las tinieblas nos cubrirán y andaremos en el pecado.

Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Cuando tú y yo seguimos a Jesús, resplandecemos junto con Él porque Él es la luz, y adondequiera que vamos resplandecemos por nuestras obras, porque las obras son prueba de que nuestra fe y arrepentimiento son genuinos. Por eso también nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16). También dice la Biblia: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20). Sé la luz de Cristo en el mundo. Salva un alma, una persona y compártele el evangelio de las Buenas Nuevas.

 

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, hubo un hombre que salvó muchos Judíos de la muerte en las cámaras de gases letales, su nombre fue Oskar Schindler. Este hombre, cuando terminó la guerra, habló a sus compatriotas (soldados alemanes) de que tenían la opción de matar a esos judíos que estaban custodiando o de irse a sus casas con las conciencias limpias y tranquilas, así que ellos decidieron dejar sus armas e irse tranquilos. Y como motivo de agradecimiento, un Jefe Rabino le dio un anillo con unas letras grabadas en su interior que decían: “quien salva un alma, salva al mundo entero”. Y cuando vio el valor de salvar almas, lloró de tristeza y empezó a reflexionar de que podría haber salvado más de la muerte porque la gente se intercambiaba por cualquier cosa y dijo: pude haber salvado otra con esta botella de coñac, otra con este pin, otras más con este anillo de oro, y lloraba inconsolable. Se retiró en su vehículo triste y con ojos llorosos, y los Judíos lo acompañaron hasta donde pudieron. Schindler salvó muchos judíos y estos hasta hoy en día le rinden homenaje porque para ellos fue un héroe de salvación. 

 

Dice una autora: “Los que tienen un conocimiento de la verdad y son consagrados a Dios deben valerse de toda oportunidad para proclamar el mensaje para este tiempo. Los ángeles de Dios están obrando en los corazones y en las conciencias de los pueblos de otras naciones, y almas sinceras se sienten perturbadas al contemplar las señales de los tiempos en el estado intranquilo de las naciones. Se preguntan ¿Cuál será el fin de todas estas cosas?

Todos los que son cristianos debieran ser obreros en la viña del Señor. Deben estar bien despiertos, trabajar celosamente por la salvación de sus semejantes, y seguir el ejemplo que el Salvador les dejó en su vida de abnegación, sacrificio y esfuerzo fervoroso” (Elena de White. Consejos para Maestros, Padres y Alumnos. Pág. 286-287).

 

Jesús nos mandó a predicar el evangelio, es decir, hablar de las buenas nuevas de salvación a todas las  gentes, de las cuales, Él es el Salvador del mundo (Mateo 1:23), Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), Él es el único Nombre dado a los hombres para ser salvos (Hechos 4:12), Él es el Único que Intercede por nosotros (Romanos 8:34), Él es el Único Mediador entre Dios y los hombres (1ª Timoteo 2:5), Él es el Único Abogado que pelea tu causa y te declara inocente (1ª Juan 2:1), y finalmente, el será nuestro Juez cuando venga con un veredicto de inocentes, por todos los que le sirvieron en esta tierra. ¿Quieres salvar a tus amigos? Háblales de Cristo, y diles que Dios los ama y quiere salvarlos. Trabaja para Jesús y Él estará contigo adondequiera que vayas.