CRISTO, LA ROCA DE LOS SIGLOS

“Y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1ª Corintios 10:3-4).

 

Cuando vas al Parque Nacional de Sequoia en California, encuentran los árboles más grandes del mundo, entre ellos el General Sherman, que es un árbol más enorme del mundo. Se cree que su edad es de entre 2300-2700 años, cuya altura es de 84 m, cuyo volumen del gigante es de casi 1500 metros cúbicos, y cuyo peso es de unas 2500 toneladas, lo que lo convierten en la criatura viva más grande del planeta. Pero algo también fascinante de este lugar, es que, en el camino hacia esos árboles puedes ver una roca de aproximadamente 100 metros de espesor y que hasta la fecha está inmovible. Cuando llegas a la cima y caminas por la gran roca, a través de un camino especial, te das cuenta que todo es obra del Creador. 

 

Moisés escribió y dijo de Cristo: “El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto” (Deuteronomio 32:4). El profeta Isaías dijo: “Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna” (Isaías 26:3-4, Nueva Versión Internacional). “Por eso dice el Señor Omnipotente: “He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure” (Isaías 28:16).

 

El apóstol Pablo escribió de Cristo:” Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1ª Corintios 3:11). Cristo Jesús es el Salvador del mundo tanto del antiguo pueblo del Israel literal como del nuevo Israel espiritual.

Cristo, es la Roca antigua. Pablo nos recuerda que todos bebieron la bebida espiritual. La Roca en el desierto había satisfecho la sed del pueblo. Asimismo, Cristo seguía apagando la sed de sus hijos. La Roca llegó a ser un nombre para referirse a Dios. Ella apaga la sed, alimenta y guía. Es el inmutable Salvador, siempre dispuesto para apoyar, sostener y fortalecer. Algunos, en lugar de ser reavivados para salvación por la Roca, tropiezan en ella para perdición porque no aceptan el sacrificio de un Salvador personal y prefieren seguir creyendo en las tradiciones humanas, no aceptan las Sagradas Escrituras como regla de fe y aunque sean muy religiosos, tropiezan con la Roca, que es Cristo porque no aceptan su Palabra como un “Escrito Está o Así dice el Señor”. No todos aquellos que bebieron de la bebida espiritual en el desierto heredaron la Tierra Prometida. El Señor hizo todo para salvarlos; ellos hicieron todo para perderse. En lugar de ser alimentados y pastoreados en la nueva tierra que fluía leche y miel, fueron esparcidos y desparramados por el desierto. Las promesas y las bendiciones no aseguran inmunidad incondicional; debemos acercarnos a Dios permanentemente.

 

El apóstol Pedro dijo de Cristo: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura:  He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y:  Piedra de tropiezo, y Roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados” (1ª Pedro 2:4-8). 

Para todos los que aceptan a Cristo como su Salvador personal, Él es el Plan de Dios para salvarlos mientras que los que rechazan las Sagradas Escrituras, las cuales hablan de Cristo, no tienen salvación. Las Escrituras dicen:” Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:16-19).  

Lo que ocurrió con el pueblo en el viaje de Egipto a Canaán es un llamado de amor para todos los que viajamos en esta tierra como cristianos a la Canaán Celestial. Jesús es la verdadera Roca, que quiere apagar tu sed, alimentar tu alma, y se resiste a que quedes desparramado en este desierto de pecado. La Roca quiere guiarte y llevarte a la Canaán celestial. Solo tienes que seguirlo siempre, bebiendo, alimentándote de él y compartiéndolo, hoy y cada día. Ya lo decía Spurgeon: “La vida es una caminata. Cada día damos pasos. Nuestro mañana está determinado por los pasos que damos hoy".

La iglesia de Dios, golpeada y herida por las tempestades, muy pronto triunfará. A lo largo de los siglos ha enfrentado contratiempos, pero nunca fue derrotada. Ha enfrentado desafíos, pero nunca ha sido abandonada. Ha luchado contra obstáculos, pero nunca fue vencida.

 

Los egipcios no pudieron derrotar la verdad de Dios en los días de Moisés. Los babilonios no pudieron aplastarla en los días de Daniel. Los persas no pudieron eliminarla en los días de Ester. Los romanos no pudieron acabarla en los días de Pablo y de los apóstoles. En este tiempo final, Satanás y todos los ángeles del no podrán destruir la Verdad de la Iglesia de Cristo, porque Él es el Capitán de cada uno de nuestros barcos, nuestras familias.

 Una escritora dice: “Tengamos fe en que Dios conducirá el noble barco que lleva al pueblo de Dios sano y salvo al puerto” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 397). Jesús es la cabeza de la iglesia y está al frente de ella. Permanece fiel a él y unido a su pueblo militante, y muy pronto tú serás parte de la iglesia triunfante.

Dios te bendiga en este maravilloso día, te colme de bendiciones y cuide de tu familia. Extienda su manto de protección alrededor de tu casa y no te pase nada.