LECCIÓN 12. “LO QUE LA BIBLIA ENSEÑA A CERCA DE COMO GUARDAR EL SÁBADO”

«Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico» (Éxodo 31:13).

 

La parte central de la celebración del sábado lo constituye el culto de adoración a Dios. Se celebra en la mañana y consta de una escuela para el estudio de la Santa Biblia, la Escuela Sabática. Luego viene el culto propiamente dicho, cuya parte principal es la predicación a cargo de un ministro o laico. Los fieles participan activamente por medio del canto, la oración, la lectura de la Biblia y la ofrendas. La tarde es dedicada para el descanso, la lectura y la meditación de la Biblia, la obra misionera, y una reunión dedicada a los jóvenes. Y de esta manera se guarda el día santificado por Dios. Así que, te invito a repasar este tema a la luz de la Biblia. 

 

Estás conmigo. ¿Qué “Está Escrito” en las Sagradas Escrituras de cómo guardar el día de reposo o Sabbat?

 

LA FORMA CORRECTA DE RESPETAR EL SÁBADO

 

1) ¿Qué hizo Dios con el sábado? (Génesis 2:1-3).

Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. Respuesta: Lo reposó, lo bendijo y lo santificó.

 

2) ¿En qué día deben hacer los preparativos? Éxodo 16:4-5, 22, 28)

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día… En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés…Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?  Respuesta: En el sexto día o viernes.  

3) ¿Cuándo comienza el sábado? (Levítico 23:32).

Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando... de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo. Respuesta: De puesta de sol a puesta de sol.

 

4) ¿De qué hay que abstenerse en sábado? (Éxodo 20:10).

Mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Respuesta: De todo tipo de trabajo servil.

 

5) ¿A dónde debemos ir el día sábado? (San Lucas 4:16).

Vino a Nazaret (Jesús), donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Respuesta: Al templo a adorar a Dios.

 

6) ¿Qué se puede hacer en sábado? (San Mateo 12:10-12).

Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Respuesta: Hacer lo bueno (Visitar un enfermo y orar por él, llevar la Palabra de Dios a otras personas, dar alimentos a aquellos que no tienen, etc.

 

BENDICIONES AL QUE OBEDECE A DIOS

 

7) ¿Qué promesa hace Dios a quien es fiel? (Salmo 37:3-4, 25).

Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.

Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón… Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. Respuesta: Amparar al justo o fiel y a sus hijos.

 

8) ¿Qué protección brindará Dios a quien lo obedece? (Deuteronomio 11:13-15).

Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás. Respuesta: Suplir todas nuestras necesidades.

 

¿QUÉ DEBO HACER?

1) Obedecer fielmente lo que Dios manda (Santiago 4:17).

Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

 

2) Confiar plenamente en Jesús (Filipenses 4:13).

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

 

 

Mi voto: Acepto que el sábado es el día de REPOSO bíblico instituido desde el jardín del Edén. Con la ayuda de Dios procuraré guardarlo como un día santo: ___________

 

INFORMACIÓN ADICIONAL

Los judíos habían pervertido de tal manera la ley, que hacían de ella un yugo esclavizador. Y el sábado estaba especialmente recargado de toda clase de restricciones sin sentido. No era para ellos una delicia, santo a Jehová y honorable. Los escribas y fariseos habían hecho de su observancia una carga intolerable. Un judío no podía encender fuego, ni siquiera una vela, en sábado. Como consecuencia, el pueblo hacía cumplir por gentiles muchos servicios que sus reglas les prohibían hacer por su cuenta. No reflexionaban que, si estos actos eran pecaminosos, los que empleaban a otros para realizarlos eran tan culpables como si los hiciesen ellos mismos. Pensaban que la salvación se limitaba a los judíos; y que la condición de todos los demás, siendo ya desesperada, no podía empeorar. Pero Dios no ha dado mandamientos que no puedan ser acatados por todos. Sus leyes no sancionan ninguna restricción irracional o egoísta.

 

En el templo, Jesús se encontró con el hombre que había sido sanado. Había venido para traer una ofrenda por su pecado y de agradecimiento por la gran merced recibida. Hallándole entre los adoradores, Jesús se le dio a conocer, con estas palabras de amonestación: "He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga alguna cosa peor." El hombre sanado quedó abrumado de regocijo al encontrar a su libertador. Como desconocía la enemistad que ellos sentían hacia Jesús, dijo a los fariseos que le habían interrogado, que ése era el que había realizado la curación. "Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado."

 

Jesús fue llevado ante el Sanedrín para responder a la acusación de haber violado el sábado. Si en ese tiempo los judíos hubiesen sido una nación independiente, esta acusación habría servido sus fines de darle muerte. Pero la sujeción a los romanos lo impedía. Los judíos no tenían facultad de infligir la pena capital, y las acusaciones presentadas contra Cristo no tendrían peso en un tribunal romano. Sin embargo, esperaban conseguir otros objetos. A pesar de los esfuerzos que ellos hacían para contrarrestar su obra, Cristo estaba llegando, aun en Jerusalén, a ejercer sobre el pueblo una influencia mayor que la de ellos. Multitudes que no se interesaban en las arengas de los rabinos eran atraídas por su enseñanza. Podían comprender sus palabras, y sus corazones eran consolados y alentados. Hablaba de Dios, no como de un Juez vengador, sino como de un Padre tierno, y revelaba la imagen de Dios reflejada en sí mismo. Sus palabras eran como bálsamo para el espíritu herido.

 

Tanto por sus palabras como por sus obras de misericordia, estaba quebrantando el poder opresivo de las antiguas tradiciones y de los mandamientos de origen humano, y presentaba el amor de Dios en su plenitud inagotable.

 

En una de las más antiguas profecías dadas acerca de Cristo, está escrito: "No será quitado el cetro de Judá, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh; y a él se congregarán los pueblos." La gente se congregaba en derredor de Cristo. Con corazones llenos de simpatía, la multitud aceptaba sus lecciones de amor y benevolencia con preferencia a las rígidas ceremonias requeridas por los sacerdotes. Si los sacerdotes y rabinos no se hubiesen interpuesto, esta enseñanza habría realizado una reforma cual nunca la presenciara el mundo. Pero a fin de conservar su poder, estos dirigentes resolvieron quebrantar la influencia de Jesús. Su emplazamiento ante el Sanedrín y una abierta condenación de sus enseñanzas debían contribuir a lograr esto; porque la gente tenía todavía gran reverencia por sus dirigentes religiosos. Cualquiera que se atreviese a condenar los requerimientos rabínicos, o intentase aliviar las cargas que habían impuesto al pueblo, era considerado culpable, no sólo de blasfemia, sino de traición. Basándose en esto, los rabinos esperaban excitar las sospechas contra Jesús. Afirmaban que trataba de destruir las costumbres establecidas, causando así división entre la gente y preparando el completo sojuzgamiento de parte de los romanos.

 

Pero los planes que tan celosamente procuraban cumplir estos rabinos nacieron en otro concilio. Después que Satanás fracasó en su intento de vencer a Cristo en el desierto, combinó sus fuerzas para que se opusiesen a su ministerio y si fuese posible estorbasen su obra. Lo que no pudo lograr por el esfuerzo directo y personal, resolvió efectuarlo por la estrategia. Apenas se retiró del conflicto en el desierto, tuvo concilio con sus ángeles y maduró sus planes para cegar aún más la mente del pueblo judío, a fin de que no reconociese a su Redentor. Se proponía obrar mediante sus agentes humanos en el mundo religioso, infundiéndoles su propia enemistad contra el campeón de la verdad. Iba a inducirlos a rechazar a Cristo y a hacerle la vida tan amarga como fuese posible, esperando desalentarlo en su misión. Y los dirigentes de Israel llegaron a ser instrumentos de Satanás para guerrear contra el Salvador.

 

Jesús había venido para "magnificar la ley y engrandecerla." Él no había de rebajar su dignidad, sino ensalzarla. La Escritura dice: "No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio." Había venido para librar al sábado de estos requerimientos gravosos que hacían de él una maldición en vez de una bendición.

Por esta razón, había escogido el sábado para realizar el acto de curación de Bethesda. Podría haber sanado al enfermo en cualquier otro día de la semana; podría haberle sanado simplemente, sin pedirle que llevase su cama, pero esto no le habría dado la oportunidad que deseaba. Un propósito sabio motivaba cada acto de la vida de Cristo en la tierra. Todo lo que hacía era importante en sí mismo y por su enseñanza.

 

Entre los afligidos del estanque, eligió el caso peor para el ejercicio de su poder sanador, y ordenó al hombre que llevase su cama a través de la ciudad a fin de publicar la gran obra que había sido realizada en él. Esto iba a levantar la cuestión de lo que era lícito hacer en sábado, y prepararía el terreno para denunciar las restricciones de los judíos acerca del día del Señor y declarar nulas sus tradiciones.

Jesús les declaró que la obra de aliviar a los afligidos estaba en armonía con la ley del sábado. Estaba en armonía con la obra de los ángeles de Dios, que están siempre descendiendo y ascendiendo entre el cielo y la tierra para servir a la humanidad doliente. Jesús dijo: "Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro." Todos los días son de Dios y apropiados para realizar sus planes en favor de la familia humana. Si la interpretación que los judíos daban a la ley era correcta, entonces era culpable Jehová cuya obra ha vivificado y sostenido toda cosa viviente desde que echó los fundamentos de la tierra. Entonces el que declaró buena su obra, e instituyó el sábado para conmemorar su terminación, debía hacer alto en su labor y detener los incesantes procesos del universo.

 

¿Debía Dios prohibir al sol que realizase su oficio en sábado, suspender sus agradables rayos para que no calentasen la tierra ni nutriesen la vegetación? ¿Debía el sistema de los mundos detenerse durante el día santo? ¿Debía ordenar a los arroyos que dejasen de regar los campos y los bosques, y pedir a las olas del mar que detuviesen su incesante flujo y reflujo? ¿Debían el trigo y la cebada dejar de crecer, y el racimo suspender su maduración purpúrea? ¿Debían los árboles y las flores dejar de crecer o abrirse en sábado?

En tal caso, el hombre echaría de menos los frutos de la tierra y las bendiciones que hacen deseable la vida. La naturaleza debía continuar su curso invariable. Dios no podía detener su mano por un momento, o el hombre desmayaría y moriría.

 

Y el hombre también tiene una obra que cumplir en sábado: atender las necesidades de la vida, cuidar a los enfermos, proveer a los menesterosos. No será tenido por inocente quien descuide el alivio del sufrimiento ese día. El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras de misericordia están en perfecta armonía con su propósito. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviada en sábado o cualquier otro día. Lo que se demanda a Dios en sábado es aún más que en los otros días. Sus hijos dejan entonces su ocupación corriente, y dedican su tiempo a la meditación y el culto.

 

Le piden más favores el sábado que los demás días. Requieren su atención especial. Anhelan sus bendiciones más selectas. Dios no espera que haya transcurrido el sábado para otorgar lo que le han pedido. La obra del cielo no cesa nunca, y los hombres no debieran nunca descansar de hacer bien. El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la ley. Honraba el sábado (DTG, pp. 174-177).

 

Los hijos de Israel, mediante la observancia del sábado debían distinguirse del resto de las naciones. "Vosotros guardaréis mis sábados; porque eso es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico". "Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó". "Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel, celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo" (Exodo 31: 13, 17, 16). (Consejos sobre la salud, p. 355).

El sábado es una señal de la relación que existe entre Dios y su pueblo: una señal que indica que son sus súbditos obedientes, y que observan su santa ley. La observancia del sábado es el medio ordenado por Dios para preservar el conocimiento de sí mismo y distinguir entre sus súbditos leales y los transgresores de su ley. Esta es la fe que una vez fue dada a los santos, que se presentan con poder moral ante el mundo y mantienen firmemente su fe (Consejos sobre la salud, p. 356).

 

Bendiciones para todos los que lean estas palabras. Dios esté con ustedes todos los días su vida.