7. LO QUE LA BIBLIA ENSEÑA A CERCA DEL PLAN DE SALVACIÓN DE DIOS

 

Introducción

¿Cuánto es tu vida? ¿Cuánto pagaría usted por un riñón, un corazón, un hígado o cualquier órgano, si lo necesitara? Si fueras ciego o invidente ¿Cuánto pagaría usted por un par de corneas para tus ojos? Recuerdo a un cantante popular llamado "Rigo Tovar" invidente, por cierto, que en vida nunca pudo conseguir un par de córneas para ver, y aunque pagaba entre $10 y 12 millones de pesos, nadie se las vendió y murió siendo un invidente. Recuerdo también que mi hijo estuvo en el hospital Infantil de Minnesota por una semana, y la cantidad total de este período de siete días fueron cerca de $ 30,000.00 dls.  Yo no podía pagar esa cantidad, y sólo de pensar que mi hijo hubiera pasado un mes en el hospital bajo cuidado intensivo, se hubiera pagado $200,000.00 dólares. Y si multiplicas esta cantidad por un año, serían cerca de $ 9, 600,000.00 dls. Este es el valor de tu salud si le pusieras precio en dls. Y ¿en México? Haz tus cuentas ¿El valor de tu vida es menor que la salvación espiritual? Analicemos nuestro tema con la Biblia en la mano.

 

1) ¿Cuál es la consecuencia final del pecado? (Romanos 5:12, 6:23).

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Respuesta: La Muerte.

 

2) ¿Puede el hombre resolver el problema del pecado? (Jeremías 2:22)

Aunque te laves con lejía (sosa) y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor. Respuesta: No.   (Esto significa que podremos estar bien con los humanos, vestir bien, ser las personas más atractivas o lindas, pero si no hay arrepentimiento y confesión de pecados, estamos sucios en nuestro corazón delante de Dios).

 

3) ¿Cómo se encuentra el hombre delante de Dios como pecador?  (Romanos 3:23).

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.  Respuesta: Destituido de la gloria de Dios.

 

4) ¿Qué provisión hizo Dios para salvar al hombre? (San Juan 3:16).

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Respuesta: Dio a su Hijo Unigénito como sacrificio en la cruz.

 

5) ¿Cómo describió Jesús su misión?   (San Lucas 19:10).

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Respuesta: Vino a buscar y salvar a todos los que estábamos perdidos.

 

6) ¿Cometió Jesús algún pecado? (Hebreos 4:15, 1ª Juan 3:5)

 Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.  Respuesta: No. Él nació sin pecado concebido por el Espíritu Santo. Y en su vida nunca pecó.

(A diferencia de Jesús, el Señor.  María, su madre, sí venía de las tribus de Israel de padre y madre que nacieron bajo la naturaleza caída del pecado, por lo tanto, ella sí fue considerada de naturaleza pecaminosa como nosotros los cristianos, solo que fue justificada por fe en el Señor Jesucristo, su Hijo  y  fue solo un instrumento divino para que el Señor Jesús fuera engendrado, aquí en esta tierra, y  no nació por la unión de un óvulo con un espermatozoide).

 

7) ¿Cómo pagó Jesús la deuda del hombre?

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, Y POR SU LLAGA FUIMOS NOSOTROS CURADOS. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Dios cargó en Él, el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca (Isaías 53:3-7).

 

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (San Juan 1:29). Respuesta: Muriendo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

 

8) ¿A qué hora crucificaron a Cristo Jesús y a qué murió en la cruz del calvario?

Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron (Marcos 15:25 versión Nueva Traducción Viviente (NTV). “Ya era alrededor del mediodía, y hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde... Después Jesús gritó: «Padre, ¡En tus manos encomiendo mi espíritu!». Y con esas palabras dio su último suspiro” (Lucas 23:44, 46 (NTV).

Jesús colgó de la cruz seis horas, y desde las 12 del mediodía hasta las tres de la tarde, hubo tinieblas sobre la tierra que representaron la ira de Dios sobre el Cordero para quitar los pecados del mundo. Antiguamente, había dos sacrificios diarios, una en la mañana (3ª hora o 9:00 de la mañana), y otro, en la tarde (9ª hora o tres de la tarde) llamado el sacrificio continuo (Números 28:3-4). Y mientras el pecador, de forma personal llevaba su cordero al altar de los sacrificios como una ofrenda de pascua, confesaba sus pecados poniendo su mano sobre la cabeza del animalito (Levítico 1:3-4), y como este había recibido los pecados, debía ser sacrificado porque sin derramamiento de sangre no hay perdón (Lev. 17:11). Así Jesús, murió simbolizando los miles de corderos que se sacrificaron desde el Edén hasta su venida, y murió como el Cordero de Dios, no por un pecador sino por todos los pecados del mundo.

 

9) ¿Qué acto aseguró nuestra salvación? (1ª Corintios 15:20-22).

 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos... Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Respuesta: La resurrección de Cristo. 

 

10) ¿En quién se cumplió el Plan de Salvación? (Colosenses 1:26-27).          El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es CRISTO EN VOSOTROS, la esperanza de Gloria.  Respuesta: En Cristo Jesús, el Señor.

 

¿QUÉ DEBO HACER?

1. Creer en Jesús (Hechos 16:30-32).

y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?  Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.

2. Aceptarlo como único Salvador (Hechos 4:12).

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

3. Abrirle la puerta del corazón (Apocalipsis 3:20).

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

 

 Lee esta historia: “Un noble romano era perseguido a muerte por sus enemigos.  Para salvarlo, uno de sus siervos que lo amaba mucho, cambió con él sus vestidos.  En la noche sus perseguidores lo capturaron y lo mataron, pero el amo salvó su vida.  Lo mismo hizo Jesús.  Se vistió nuestros harapos de injusticia y dio su vida por nosotros”.

 

“LA SALVACIÓN ES POR GRACIA” Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).

 

Para más información acerca de esto, puedes consultar esta página web: samarripa.jimdo.com en la parte de “La Fe de Jesús”, o bien, You Tube: El Tiempo se ha Cumplido.Olam7. Los Ángeles. O también: You Tube: El Tiempo de las Profecías. Olam7. Los Ángeles.

 

¿Te gustaría aceptar a Cristo Jesús como tu Salvador personal y entregarle tu corazón y aceptar que tiene un plan para salvarte en esta tierra?

Mi Resolución: SÍ ACEPTO: Firma: ____________________  

 

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LA CAÍDA DEL HOMBRE

Los santos ángeles visitaban a menudo el huerto, y daban instrucciones a Adán y Eva acerca de sus ocupaciones y también los instruyeron acerca de la rebelión y la caída de Satanás. Los ángeles los pusieron en guardia con respecto a Satanás y les aconsejaron que no se separasen el uno del otro en sus ocupaciones, porque podían encontrarse con el enemigo caído. Los ángeles les recomendaron también que siguiesen estrictamente las indicaciones que Dios les había dado, pues únicamente en la obediencia perfecta podían tener seguridad. Si obraban así, el enemigo caído no tendría poder contra ellos.

Satanás comenzó su obra con Eva, para inducirla a desobedecer. Ella erró, primero al apartarse de su esposo; luego, al demorarse cerca del árbol prohibido; y después, al escuchar la voz del tentador al punto de dudar de lo que Dios había dicho: "El día que de él comieres, ciertamente morirás." Pensó que tal vez el Señor no quería decir precisamente lo que había dicho, y se aventuró a extender la mano, tomó del fruto, y comió. Era agradable al ojo y al paladar. Entonces sintió celos de que Dios les hubiese privado de lo que era realmente bueno para ellos, y ofreció algo de esa fruta a su esposo, y así lo tentó. Relató a Adán todo lo que la serpiente había dicho y expresó su asombro de que aquélla tuviese facultad de hablar.

Vi una tristeza extenderse por el semblante de Adán. Parecía atemorizado y asombrado. Se notaba que sostenía una lucha en su ánimo. No le cabía duda de que se trataba del enemigo contra el cual se los había amonestado, y que su esposa debía morir. Iban a quedar separados. Su amor por Eva era fuerte; y dominado por un desaliento absoluto, resolvió compartir la suerte de ella. Recibió el fruto y lo comió rápidamente. Entonces Satanás se regocijó. Se había rebelado en el cielo, y había ganado simpatizantes que le amaban y le seguían en su rebelión. Había caído y hecho caer a otros consigo, y ahora había tentado a la mujer para que desconfiase de Dios, pusiese en duda su sabiduría, y procurase penetrar sus planes omniscientes. Satanás sabía que la mujer no caería sola. Adán, por su amor hacia Eva, desobedeció la orden de Dios, y cayó con ella.

Las nuevas de la caída del hombre se difundieron por el cielo. Toda arpa calló. Los ángeles, entristecidos, se sacaron las coronas de la cabeza. Todo el cielo estaba en agitación. Se celebró una consulta para decidir qué debía hacerse con la pareja culpable. Los ángeles temían que extendieran la mano y comieran del árbol de la vida y llegasen a ser pecadores inmortales; pero Dios dijo que expulsaría del huerto a los transgresores. Fueron enviados inmediatamente ángeles para impedirles acceso al árbol de la vida. Satanás había estudiado y trazado su plan para que Adán y Eva desobedeciesen a Dios, fueran objeto de su desaprobación, y luego participasen del árbol de la vida, a fin de que pudiesen vivir para siempre en el pecado y la desobediencia, y así el pecado se inmortalizaría. Pero fueron enviados santos ángeles para que los expulsasen del huerto, y les impidiesen acercarse al árbol de la vida. Cada uno de estos poderosos ángeles tenía en su mano derecha algo que tenía apariencia de una espada deslumbrante.149 Entonces Satanás triunfó. Había hecho sufrir a otros por su caída. El había sido expulsado del cielo, y ellos, del paraíso.

 

EL PLAN DE SALVACIÓN

El cielo se entristeció al comprender que el hombre estaba perdido y que el mundo creado por Dios iba a poblarse de mortales condenados a la miseria, la enfermedad y la muerte, sin remisión para el ofensor. Toda la familia de Adán debía morir. Vi al amable Jesús y contemplé una expresión de simpatía y tristeza en su semblante. Luego lo vi acercarse a la deslumbradora luz que envolvía al Padre. El ángel que me acompañaba dijo: "Está en íntimo coloquio con su Padre." La ansiedad de los ángeles parecía muy viva mientras Jesús estaba conversando con su Padre. Tres veces quedó envuelto por la esplendente luz que rodeaba al Padre. La tercera vez salió de junto al Padre, y fue posible ver su persona. Su semblante era tranquilo, exento de perplejidad y duda, y resplandecía de amor y benevolencia inefables. Dijo entonces a los ángeles que se había hallado un medio para salvar al hombre perdido; que había estado intercediendo con su Padre, y había ofrecido dar su vida como rescate y cargar él mismo con la sentencia de muerte, a fin de que por su intervención pudiesen los hombres encontrar perdón; para que, por los méritos de la sangre y la obediencia de él a la ley de Dios, ellos obtuviesen el favor del, Padre y; volviesen al hermoso huerto para comer del fruto del árbol de vida.

Al principio los ángeles no pudieron alegrarse, porque su Caudillo no les había ocultado nada, sino que les habían declarado explícitamente el plan de salvación. Jesús les dijo que se interpondría entre la ira de su Padre y el hombre culpable, que soportaría iniquidades y escarnios, y que muy pocos lo reconocerían como Hijo de Dios. Casi todos le odiarían y rechazarían. Dejaría toda la gloria que tuvo en el cielo, para aparecer en la tierra como hombre, humillándose como tal, y relacionándose, por una experiencia personal, con las diversas tentaciones que asediarían a los hombres, a fin de saber cómo auxiliar a los tentados; y que, por último, una vez cumplida su misión como maestro, sería entregado en manos de los hombres, para sufrir cuantas crueldades y tormentos pudiesen inspirar Satanás y sus ángeles a los malvados; que moriría de la más cruel de las muertes, colgado entre los cielos y la tierra como culpable pecador; que sufriría terribles horas de agonía, de la cual los mismos ángeles esconderían el rostro, pues no podrían tolerar el espectáculo. No sería sólo agonía del cuerpo la que sufriría, sino también una agonía mental con la que ningún sufrimiento corporal podría compararse. Sobre él recaerían los pecados del mundo entero. Les dijo que moriría, que resucitaría al tercer día y ascendería junto a su Padre para interceder por el hombre rebelde y culpable.

Los ángeles se prosternaron ante él. Ofrecieron sus vidas. Jesús les dijo que con su muerte salvaría a muchos, pero que la vida de un ángel no podría pagar la deuda. Sólo su vida podía aceptar el Padre por rescate del hombre. También les dijo que ellos tendrían una parte que cumplir: estar con él, y fortalecerle en varias ocasiones; que tomaría la naturaleza caída del hombre, y su fortaleza no equivaldría siquiera a la de ellos; que presenciarían su humillación y sus acerbos sufrimientos; y que cuando vieran sus padecimientos y el odio de los hombres hacia él se estremecerían con profundísimas emociones, y que por lo mucho que le amaban iban a querer rescatarlo y librarlo de sus verdugos, pero que de ningún modo deberían intervenir entonces para evitar nada de lo que presenciasen; que desempeñarían una parte en su resurrección; que el plan de salvación estaba ya trazado y, que su Padre lo había aprobado. 151

Con santa tristeza consoló y alentó Jesús a los ángeles manifestándoles que más tarde estarían con él aquellos a quienes redimiese, pues con su muerte rescataría a muchos y destruiría al que tenía el poder de la muerte. Su Padre le daría el reino y la grandeza del dominio bajo todo el cielo y él lo poseería por siempre jamás. Satanás y los pecadores serían destruidos para que nunca perturbasen el cielo ni la nueva tierra purificada. Jesús ordenó a la hueste celestial que se reconciliase con el plan que su Padre había aprobado, y se alegrara de que el hombre caído pudiera, por virtud de su muerte, recobrar su elevada posición, obtener el favor de Dios y gozar del cielo.

Entonces se llenó el cielo de inefable júbilo. La hueste celestial entonó un cántico de alabanza y adoración. Pulsaron las arpas y cantaron con una nota más alta que antes por la gran misericordia y condescendencia de Dios al dar a su Queridísimo y Amado para que muriese por una raza de rebeldes. Tributaron alabanza y adoración por el abnegado sacrificio de Jesús, que consentía en dejar el seno de su Padre al escoger una vida de sufrimientos y angustias para morir ignominiosamente a fin de dar vida a otros.

Dijo el ángel: "¿Creéis que el Padre entregó sin lucha a su amado Hijo? No, no. Aun el Dios del cielo tuvo que luchar para decidir entre dejar que el hombre culpable pereciese o entregar a su amado Hijo para que muriese por la raza humana." Los ángeles estaban tan interesados por la salvación del hombre que no faltaban entre ellos quienes quisieran renunciar a su gloria y dar su vida por el hombre que había de perecer. "Pero dijo mi ángel acompañante- eso no serviría de nada. La transgresión fue tan enorme que la vida de un ángel no pagaría la deuda. Únicamente la muerte y las intercesiones de su Hijo podían saldar esa deuda y salvar al hombre perdido de su desesperada tristeza y miseria."

Sin embargo, a los ángeles les fue asignada su obra, la 152 de ascender a la gloria y descender de ella con el bálsamo fortalecedor para aliviar los sufrimientos del Hijo de Dios y servirle. También les tocaría defender y custodiar a los súbditos de la gracia contra los ángeles malos y librarlos de las tinieblas en que constantemente trataría Satanás de envolverlos. Yo vi que le era imposible a Dios alterar o mudar su ley para salvar al hombre perdido y condenado a perecer; por lo tanto, consintió en que su amado Hijo muriese por la transgresión del hombre.

Satanás se alegró de nuevo con sus ángeles de que por haber causado la caída del hombre lograba hacer descender al Hijo de Dios de su excelsa posición. Dijo a sus ángeles que cuando Jesús tomara la naturaleza del hombre caído, podría vencerlo e impedir el cumplimiento del plan de salvación.

Se me mostró a Satanás tal como había sido antes: un ángel excelso y feliz. Después se me lo mostró tal como es ahora. Todavía tiene una regia figura. Todavía son nobles sus facciones, porque es un ángel caído. Pero su semblante denota viva ansiedad, inquietud, desdicha, malicia, odio, falacia, engaño y todo linaje de mal. Me fijé especialmente en aquella frente que tan noble fuera. Comienza a inclinarse hacia atrás desde los ojos. Vi que se viene dedicando al mal desde hace tanto tiempo que en él las buenas cualidades están degradadas, y todo rasgo malo se ha desarrollado. Sus ojos, astutos y sagaces, denotaban profunda penetración. Su cuerpo era grande; pero las carnes le colgaban fláccidas en la cara y las manos. Cuando lo vi, tenía apoyada la barbilla en la mano izquierda. Parecía estar muy pensativo. Se le entreabrieron los labios en una sonrisa que me hizo temblar por lo cargada que estaba de malignidad y satánica astucia. Así se sonríe siempre que está por asegurarse una víctima, y cuando la sujeta en sus lazos, esa sonrisa se vuelve horrible (Elena de White: Primeros Escritos, pp. 147-152).