LA EDUCACIÓN
Vea la realidad de la verdadera educación.
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La Escuela del Más Allá

"Verán su rostros Y su nombre estará en sus frentes".

EL CIELO es una escuela; su campo de estudio, el universo; su maestro, el Ser infinito. En el Edén fue establecida una filial de esa escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la educación en la escuela del Edén.

"Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman".* Sólo por medio de su Palabra se puede obtener el conocimiento de estas cosas, y aún así se obtiene sólo una revelación parcial.

El profeta de Patmos describe así la sede de la escuela futura:

"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. . .

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido".*

"La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera".*

Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela futura, se extiende todo el período de la historia de este mundo, historia de la transgresión y el sufrimiento humano, del sacrificio divino y de la victoria sobre la muerte y el pecado. En la escuela de la vida futura no se hallarán, todas las condiciones de la primera escuela del Edén. Ningún árbol del conocimiento del bien y del mal ofrecerá oportunidad a la tentación. No hay allí tentador ni posibilidad de injusticia. Todos los caracteres habrán resistido la prueba del mal, y habrán dejado de ser susceptibles a su poder.

"Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios".* La participación del árbol de la vida en el Edén era condicional, y finalmente fue suprimida. Pero los dones de la vida futura son absolutos y eternos.

El profeta contempla "un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero". "Y, a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida". "Y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron".*

                "Y tu pueblo, todos ellos serán justos,

                Para siempre heredarán la tierra;

                Renuevos de mi plantío,

                Obra de mis manos,

                Para glorificarme".*

Facultado otra vez para comparecer ante Dios, el hombre volverá a recibir enseñanza de él, como al principio:

"Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente".*

"He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios".* 

"Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo. . . Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos".*

"Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido".*

"Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes".*

¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se descorra el velo que oscurece nuestra vista, y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos apenas vislumbres por medio del microscopios! ¡Cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio! ¡Cuando, borrada, la mancha del pecado, toda la tierra aparezca en "la hermosura de Jehová nuestro Dios"! Allí el estudioso de la ciencia podrá leer los informes de la creación sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasta universo contemplará "el nombre de Dios escrito en grandes caracteres"y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo quedará señal del mal.

Allí se vivirá la vida edénica, la vida que transcurrirá en el jardín y el campo. "Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el frutó de ellas. No edificarán para que otro habite, ni 304 plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos."*

No habrá nada que dañe ni destruya "en todo mi santo monte, dijo Jehová".* Allí el hombre recobrará su perdida dignidad real y los seres inferiores reconocerán su supremacía; los fieros se tornarán mansos y los tímidos, confiados.

Se ofrecerán al estudiante una historia de alcance infinito y de riqueza inefable. Aquí, desde la posición ventajosa que le ofrece la Palabra de Dios, el estudiante logra una perspectiva del vasto campo de la historia, y puede obtener algún conocimiento de los principios que rigen el curso de los sucesos humanos. Pero su visión está aún empeñada y su conocimiento es incompleto. No verá claramente las cosas hasta que esté a la luz de la eternidad.

Entonces se abrirá ante su vista el desarrollo del gran conflicto que se originó antes que empezara el tiempo y que no acabará hasta que termine. Será evidente la historia del comienzo del pecado; de la fatal mentira y su perversa obra; de la verdad que, sin desviarse de lo recto, ha hecho frente al error y lo ha vencido. Será descorrido el velo que se interpone entre el mundo visible y el invisible y se revelarán cosas maravillosas.

Sólo cuando se vean a la luz de la eternidad las providencias de Dios, comprenderemos lo que debemos al cuidado y la intercesión de sus ángeles. Los seres celestiales han desempeñado una parte activa en los asuntos de los hombres. Han aparecido con ropas tan brillantes como relámpago; se han presentado como hombres, bajo la apariencia de viajeros. Han aceptado la hospitalidad ofrecida por hogares  terrenales; han actuado como guías de viandantes extraviados. Han frustrado el propósito del ladrón y desviado el golpe del destructor.

Aunque los gobernantes de este mundo lo ignoren, a menudo los ángeles han hablado en sus concilios. Los han contemplad o los ojos humanos. Los oídos humanos han escuchado sus pedidos. En tribunales y cortes de justicia, los mensajeros celestiales han defendido la causa de los perseguidos y oprimidos. Han desbaratado propósitos y detenido males que hubieran causado oprobio y sufrimiento a los hijos de Dios. Todo esto se revelará a los alumnos de la escuela celestial.

Todo redimido comprenderá la obra de los ángeles en su propia vida. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su guardián desde el primer momento; que vigiló sus pasos y cubrió su cabeza en el día de peligro; que estuvo con él en el valle de la sombra de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en saludarlo en la mañana de la resurrección, y conocer por medio de él la historia de la intervención divina en la vida individual, de la cooperación celestial en toda obra en favor de la humanidad!

Entonces serán aclaradas todas las perplejidades de la vida. Donde a nosotros nos pareció ver sólo confusión y desilusión, propósito quebrantados y planes desbaratados, se verá un propósito grandioso, dominante, victorioso, y una armonía divina.

Allí, todos los que obraron con espíritu abnegado verán el fruto de sus labores. Se verá el resultado de la aplicación de cada principio recto y la realización de toda acción noble. Algo de ello vemos ahora. Pero, ¡cuán poco del resultado de la obra más noble del mundo llega a ver en esta vida el, que  la hace! ¡Cuántos trabajan abnegada e incansablemente por los que pasan más allá de su alcance y conocimiento! Los padres y maestros caen en su último sueño con la, sensación de que ha sido fútil la obra de su vida; no saben que su fidelidad ha abierto manantiales de bendición que nunca dejarán de fluir; sólo por la fe ven a los hijos que han criado transformarse en una bendición e inspiración para sus semejantes, y ven multiplicarse mil veces su influencia.  La educación, p. 302-306.