EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO (Parte dos) 

 

«¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» (1ª Corintios 6:19-20).

 

En nuestro tema anterior, vimos como el Santuario y todas sus partes, tenían un simbolismo de Cristo Jesús porque en el plan de Salvación, Cristo lo es todo. En la historia del pueblo de Dios ha habido diferentes templos o santuarios en los cuales Dios se ha manifestado o ha morado:

1) El primero, fue el tabernáculo que construyó Moisés, en el cual Dios plasmaba el plan de salvación para los Israelitas, era desmontable y en el que como ya vimos, todas las partes señalaban a Cristo Jesús. Este duró hasta que, ya establecidos en la Tierra Prometida, se construyó uno fijo: el Templo de Salomón.

 

2) El Templo de Salomón. Aunque al rey David se le dijo que construyese el Templo de Jehová en la tierra, a él solo se le permitió preparar todos los materiales para su construcción porque quien lo construyó fue su hijo Salomón. Dice la Escritura: “Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre… Y de entre todos mis hijos eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel. Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre” (1ª Crónicas 28:2-3, 5-6). Y la Escritura habla de Salomón después de que edificó la Casa de Jehová, en su dedicación: “Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre. Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová. Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veintidós mil bueyes, y ciento veinte mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo. Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los instrumentos de música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para alabar a Jehová porque su misericordia es para siempre, cuando David alababa por medio de ellos. Asimismo, los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie” (2ª Crónicas 7:1-6). Este templo tenía casi todo de oro y era una magnificencia de los Hebreos, y fue destruido por el rey de Babilonia por causa del pecado de Judá (Hebreos) y se los llevó cautivos a Babilonia, en los tiempos del profeta Jeremías (cap. 52), quien escondió el Arca del Pacto en una cueva (ver video: Ron Wyatt y el hallazgo del Arca del Pacto). Este templo duró desde el rey Salomón hasta el rey Sedequías, rey de Judá. Posteriormente, pasaron los 70 años de cautividad en Babilonia con Daniel y sus amigos como protagonistas de la historia (Daniel capítulos 1-9), los Hebreos regresaron y reconstruyeron el Templo de Jehová Dios en los tiempos de Nehemías y Esdras. Y a partir de aquel entonces, los Judíos solo se prepararon para la venida del Mesías. Este fue el templo de los tiempos de Cristo.

 

3) El Templo del Espíritu Santo. Cuando Jesús purificó el Templo, y vio todo tipo de negocios y mercado en la casa de Dios, azotó todo y los dirigentes religiosos le preguntaron… Dice la Escritura: “Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por lo tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” (Juan 2:13-22). Cuando Jesús dijo: “destruir este templo, y en tres días lo levantaré” se refería a que todos los sacrificios que se hacían en el templo tendrían un cumplimiento y un fin en su sacrificio, porque después de su muerte, a partir del tercer día, resucitaría y entonces creerían en Él. Y a partir de entonces Jesús moraría en el corazón de todos los que le aceptasen. Por eso dice la Escritura: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1ª Corintios 6:19-20). Así que somos templo de Dios y no debemos de contaminarlo con mentiras, adulterio o pornografía, robos, fraudes, cosas inmundas, etc. porque Escrito Está también: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: “Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2ª Corintios 6:16-18). El Templo de los tiempos de Jesús fue destruido por el Imperio Romano en el año 70 por el General Tito (Ver Conflicto de los Siglos. Capítulo 1: El destino de un mundo predicho). 

 

Y la última pregunta: ¿Mora Dios en Templos hechos por manos humanas? Continuará.

Llamado: ¿te gustaría ser templo de Dios, para que te santifique, te salve y día con día mora en tu corazón? bendiga.