EL PRIMER SELLO: EL CABALLO BLANCO

 

«Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer» (Apocalipsis 6:1-2).

 

Saludos a todos mis hermanos, amigos y colegas. Continuando con nuestro estudio de las profecías, recordemos que el libro de Daniel era un libro cerrado y sellado hasta el tiempo del fin, y que nadie podía abrirlo ni quitarle el sello porque todavía no tenía su cumplimiento, sin embargo, después de las señales cósmicas y terrestres que analizamos, se pudo entender. Veamos lo que pasó en el Apocalipsis. Está conmigo. Aquí vamos.

 

En la siguiente visión, Juan ve ese libro sellado está en la mano derecha del Padre que está sentado en el su trono: “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado,... Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apoc. 5:1-13). En estos textos podemos leer que al Cordero, que es Cristo, y al Padre, se les da la honra, la gloria y la alabanza por los siglos de los siglos. Y sólo Él tiene la potestad de abrir el Libro y de quitarle sus siete sellos. 

Y explicando nuestro texto de arriba, junto con apocalipsis 4:7 donde se mencionan cuatro los seres vivientes o querubines con cuatro diferentes rostros. El primero de ellos tiene el rostro de un León, el segundo de un becerro, el tercero de un hombre, y el cuarto, el de un águila volando. 

Características:

1) El Primer ser viviente que le dice a Jesús, el Cordero, ven y mira, tiene el rostro como de león. Y en Apocalipsis 5:5, a Jesús se le llama “El León de la tribu de Judá”. Por lo tanto, el poder de revelar la historia es Cristo, quien nos revela el primer período del cristianismo, en su etapa pura que va del año 31 cuando vino el Espíritu Santo hasta el año 100 en que el apóstol Juan muere por edad.

2) El caballo blanco, en tiempos antiguos, era símbolo de victoria cuando los reyes entraban a una nación conquistada; de la misma manera:

a) Jesús vino a este mundo a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lucas 19:10).

b) Venció en la cruz del Calvario:” porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:1-19). 

c)  Saliendo victorioso de la tumba: “ —No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron” (Lucas 24:6-7).  “El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron” (Mateo 28:5-6”.

Jesús venció y salió victorioso de la tumba para darnos vida eterna. Y después de su resurrección estuvo con sus discípulos 40 días (Hechos 1:3). Y después se fue al cielo dándonos la promesa de que volvería (Hechos 1:9-11). 

Dios nos ayuda a enfrentar este año y salir victoriosos como Jesús. Dios te bendiga en este día.