EL SEGUNDO SELLO: EL CABALLO BERMEJO

 

«Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada» (Apocalipsis 6:3-4).

 

Saludos a todos mis hermanos, amigos y colegas. Continuando con el estudio de los Sellos de Apocalipsis, hoy veremos el Segundo Sello: El Caballo Bermejo o Rojo Oscuro. Está conmigo. Aquí vamos.

Características:

1) El segundo ser viviente de Apocalipsis 4:7, tiene el rostro de un becerro. Y en la Biblia, el becerro es un símbolo de sacrificio, dice la Escritura: “Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación,  … y hará la reconciliación por sí y por su casa” (Levítico 16:3,6). Por lo tanto, representa la Iglesia sacrificada o perseguida en su segundo período, que va del año 100 con la muerte del último apóstol, San Juan, hasta el año 313, que se dio el Decreto de Millán o la libertad religiosa.

2) El color bermejo es un color rojo oscuro y representa la sangre de los mártires de Cristo que daban su vida por confesar a Jesús ante el Cesar y no postrarse de rodillas para adorarlo como dios, como se enseñaba al imperio. Dice la Escritura: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33). “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10). Por lo tanto, los cristianos confesaban a Cristo como su Señor y Salvador, y no se postraban ante el Cesar para adorarlo como dios. Y por esta causa, eran apartados para ser echados ante las fieras del Coliseo romano, o bien, los quemaban como antorchas para los juegos olímpicos en el Coliseo. 

3) El que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz. Las Escrituras dicen que Cristo es el “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6), y Él mismo dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:2). En otras palabras, en este período el imperio Romano usado por el Diablo, trata de quitar de los corazones de los creyentes la paz que es Cristo Jesús, persiguiéndolos por su fe. Las Escrituras mencionan que fueron los Judíos, los primeros en perseguir a los apóstoles: “Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida” (Hechos 5:17-20). “ Y Saulo consentía en la muerte de Esteban. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel” (Hechos 8:1-3). Y luego, los romanos: a) “El paganismo previó que, de triunfar el evangelio, sus templos y altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristianismo, encendióse el fuego de la persecución” (Conflicto de Siglos. Cap. 2:Fe de los Mártires, pág. 43). B) Se llegó a considerar que practicar el cristianismo era un delito. Se castigaba a los nuevos creyentes arrojándolos a la arena del circo romano con el propósito de que murieran devorados por las fieras  salvajes (Historia 1, PRENTICE HALL. Segunda Edición. Pág. 115).

4) Y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. Todo esto se cumplió durante el período en que el Imperio Romano persiguió a la Iglesia Cristiana por creer solamente en Cristo, confesarlo como su Señor, y no postrarse ante los Césares que se auto proclamaban dioses. La mayoría de los emperadores se autonombraban de dioses divinos y como tales, se les tenía que adorar. Por ejemplo: Dominiciano se hizo llamar “Dominus et Deus” señor y dios; Aureliano proclamó la monarquía de derecho divino y se hizo llamar dios; Adriano adoptó el título de Olímpico o dios solar; Dioclesiano fue eregido descendiente del dios Solar Júpiter. Y todo esto, llevó a los cristianos a buscar refugio en las llamadas Catacumbas o grandes galeras debajo de la Ciudad de Roma, donde llevaban a cabo sus cultos religiosos. ¿Te gustaría conocer más de esta historia? Te invito para que estudies conmigo la siguiente Iglesia, “La Iglesia de Esmirna”, que es el mismo mensaje paralelo al segundo período del cristianismo.

¿Por qué el cristianismo de hoy no es perseguido? Porque hay todavía libertad religiosa y porque la Iglesia se ha conformado a las reglas del mundo y por lo tanto no despierta oposición. La religión que se profesa hoy,  no tiene el carácter puro y santo que distinguiera a la fe cristiana en los días  de Cristo y sus Apóstoles (Conflicto de los Siglos, p. 52).

 

Por lo que, te invito a orar todos los días, a pedir perdón a Dios en el nombre de Jesús, y estar prepárate espiritualmente leyendo las Sagradas Escrituras. Dios nos ayuda en este día a salir victoriosos en el nombre de Cristo Jesús. Dios te bendiga.